David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, ha expresado su deseo de vender el catálogo de la banda, no por razones financieras, sino para distanciarse de los conflictos con su excompañero Roger Waters. En una reciente entrevista, Gilmour describió la venta como un “sueño” que le permitiría evitar las decisiones y discusiones constantes que conlleva mantener el legado de la banda. Según el Financial Times, la venta podría alcanzar los 500 millones de dólares, pero Gilmour insiste en que su motivación principal es escapar del “baño de lodo” que ha caracterizado su relación con Waters durante años.
Las tensiones entre Gilmour y Waters se intensificaron el año pasado cuando Polly Samson, esposa de Gilmour, acusó a Waters de antisemitismo y otros comportamientos negativos en un tuit. Waters respondió negando las acusaciones y calificándolas de “incendiarias e inexactas”. Estas disputas han sido una constante desde que Waters dejó Pink Floyd en los años 80.
Además, Gilmour está a punto de lanzar su primer álbum en nueve años, Luck and Strange, el 6 de septiembre. A pesar de las controversias, sigue centrado en su carrera musical y en dejar atrás las disputas que han marcado su relación con Waters.