Jack Bisonte están en constante cambio, su sello de identidad es la mutabilidad, las ansias de un continuo cambio en las estructuras que les llevan transformarse con cada disco y a romper el molde de cada creación anterior. Moverse con maestría entre estilos alrededor del pop cuestionando y alterando los cimientos de su misma sustancia, desde lo más profundo de la personalidad creativa hasta el más mínimo detalle en el gesto, actitud y estética.
Una búsqueda que provoca que su sonido haya ido reformulándose desde el folk americano, pasando por el soul o la más reciente muda hacia el estallido histriónico y la purpurina. Con este nuevo sonido del último disco nos empujan desde el desde el descaro dramático del backstage hasta la soberbia belleza de la insolencia en la pista de baile. “Al principio, como no tenía mucha idea, decía que tocaba folk. Pero con el tiempo me he deshecho de la pandereta y me he ido interesando por la electrónica”, nos confiesa Micky Lagoona, responsable de la parte rítmica del grupo.
Lagoona y Carlos Amelivia, este dúo madrileño son amigos de toda la vida y unieron sus fuerzas tras el nombre de Jack Bisonte por primera vez en 2014 mientras Carlos vivía en Italia, con un puñado de buenas canciones y ansias de formar parte de algo grande: “Compuse unos temas, y básicamente coaccioné a Miky hasta que accedió a tocarlas”.
Hace ya 5 años que se dieron a conocer con Wood Crown, 6 cortes con olor a madera y tierra mojada con las que marcaron un hito elevando el nivel de un estilo que apenas se trabajaba en nuestro país. Una mezcla sutil entre pop y folk que, tanto en la composición como en la grabación, ofrece un resultado muy exportable. Una cuestión que muy pocas veces se consigue (y que también ha ocurrido en los siguientes proyectos) y es que directamente al escucharles te das cuenta de que pueden competir a nivel global a la misma altura que otros artistas folkies internacionales como Matt Corby o Paolo Nuttini.
La receta se basa en canciones sencillas pero rotundas que nunca repiten esquemas sonoros, siempre en la búsqueda de la originalidad: “Cuando empezamos a hacer música en 2015 para nosotros no había reglas, estructuras, géneros ni estribillos; nos movíamos por pura intuición, y hacíamos folk porque lo que teníamos en casa era una guitarra acústica y una batería vieja”.
Después vendría The Playground (2018) donde seguían alterando los cimientos y la armadura virando esta vez hacia el neo-soul con melodías que se apoyan en fuertes bases rítmicas muy en la onda del Love & Hate de Michael Kiwanuka. La batería de Micky se mueve en registros entre lo tribal y ambientes más actuales sobre samplers electrónicos.
En ambos proyectos se atisbaba el anhelo de reformular el standard gracias a la moldeable y potente voz de Carlos Amelivia que se retuerce y se adentra con solvencia en los diferentes registros. Hay que reconocer que el resultado es doblemente meritorio, siendo una banda de solo dos personas con la vocación a hacerlo cada vez mejor y una capacidad incesante de aprendizaje que asumen con humildad y pericia en cada tramo del camino “estamos en una fase en la que a pesar de ser un grupo con 5 años, hemos reciclado todo y volvemos a empezar muchos aspectos, así que, rodar el show, sorprender y dejarnos descubrir”, afirma Carlos.
Estos acercamientos a diferentes estilos bolean las canciones consiguiendo crear melodías que juegan desde los límites hasta el mismo esqueleto de sus creaciones y en las que tienen una gran importancia sus referentes musicales: “Por el camino hemos ido aprendiendo juntos y definiendo nuestras influencias y nuestro sonido, y nuestra música ahora está basada precisamente en reglas, estructuras y estribillos. Nuestro único objetivo es hacer la canciones redondas.”
La gran revolución se dará en octubre con Hounds of Glory, su opera magna en la que Jack Bisonte han dado un paso decisivamente atrevido pero lleno de refinamiento. El disco ha sido grabado en grabado y mezclado en Madrid por Brais Ruibal, y masterizada en Austin, TX por Chris Athens (Rosalia, Drake, The Weeknd).
Nos cuentan que la composición les llevó a lugares interesantes gracias a moverse en terrenos donde había más trabajo minucioso que intuición y que las canciones ya llegaban muy elaboradas al estudio: «Seis meses de hacer “chup chup” a fuego lento. En el estudio hubo muy poco de improvisación, uno, porque las canciones ya venían creciditas y maduradas de casa, dos, porque Brais, el productor, es buenísimo.”
Hounds of Glory da un valiente paso conceptual hacia otros territorios y subgéneros dentro del pop donde las melodías viajan hacia universos electrónicos y también muta la puesta en escena. La premisa era clara: 8 canciones, 8 estilos, 8 singles, nada de canciones de relleno. Durante estos últimos meses hemos podido disfrutar de tres nuevas canciones que han venido acompañados de flamantes videoclips y que nos muestran que la propuesta visual también se transforma hacia un show-espectáculo en el que entran actitud, lápiz de ojos y trabajadas coreografías. Su primer adelanto France Gall ha cosechado más de 63,000 visitas en Youtube en un mes. “En lo histriónico de su atmósfera reside el firme propósito de sacudirse los complejos, vitales y musicales, y da la bienvenida a unos de muchos personajes que vamos a encarnar en cada tema de disco y que como los temas, son totalmente dispares entre ellos”.
Después vino Dying Free, que es “el recordatorio de que la belleza implica un deterioro, que ese deterioro desemboca en más belleza. Y de que siempre, siempre, el espectáculo debe continuar”. Hace unos días No Drama, el tercero de los adelantos del disco, “una aventura hacia un dancehall mid-tempo sin instrucciones”.
Entre las influencias que han inspirado este EP podemos encontrar a Alice Merton, Macklemore o Twenty One Pilots, pero Carlos nos hace una confesión que marca la línea hacia un posible spoiler: “Con la mano en el corazón te digo, que el mundo no ha visto un grupo como ABBA jamás (pista de por dónde irán siguientes trabajos)”. Tendremos que esperar hasta octubre para conocer los ocho temas que conforman el disco.
Por lo pronto tenemos suerte porque este mismo jueves darán uno de los primeros conciertos después de la pandemia en el que podremos disfrutar de cómo llevan al escenario este último disco: “Garantizado, pasártelo MUY MUY bien. Energía, buenos temas, coreografías explosivas y en general, el espectáculo de ver a dos personas desviviéndose para gustarte, que no está mal”.
Tras los shows de Índigo Drone y Los Punsetes (que te contamos aquí) y el de Ginebras, la dupla madrileña hará lo propio presentando su nuevo disco Hounds Of Glory ante 50 personas presentes en la sala y con público online en un streaming ofrecido por la plataforma Digitalfep desde Moby Dick Club de Madrid dentro del ciclo Moby is in da house. La cita es este jueves 18 de junio 22h.
Pocas veces se da de manera tan clara que la personalidad de una banda transpira por encima de los estilos y donde cada trabajo rebosa prospección y exploración de todo el espectro musical y de sus propios límites. Pero para saber nuestros límites debemos exponernos, caminar con gracia por los márgenes y romper barreras.
Esa libertad se consigue metiéndose sin miedo en todos los trajes de toda la inmensidad de influencias musicales que manejan. Se atreven con todo. Desde su misma volatilidad mutan ellos y transforman también la música. Son unos currantes y se nota, por eso su música funciona tanto aquí como funcionará cuando el bisonte cruce la frontera, solo hay que esperar a que eso suceda. Espero que sea pronto.
Os dejamos con la playlist con sus canciones favoritas que nos han preparado: