El arte y la música son el motor fundamental de todo creador para expresar sus inquietudes, sus miedos, sus frustraciones… pero también su aprendizaje, su catarsis, su esperanza… Hace casi dos años, Andrea Santiago publicó su primer disco, Prenderle fuego a todo, y en él la artista navarra buscaba una liberación «quemándolo todo». Aquel álbum tenía un concepto claro, y sus canciones e imagen acompañaban esa idea, reforzándola y enfatizando el mensaje. Ahora la joven cantante y compositora presenta la continuación de dicho trabajo. El resultado es Éxodo.
En esta ocasión, los temas que forman parte del disco son para «dejar ir». En un acto de valentía y coherencia, Andrea Santiago se da cuenta de que no puede quemar todo y decide dejar marchar ciertas cosas de su vida, tradiciones, personas… en un acto de liberación continua. Con estas 12 canciones, su autora mira hacia delante, se mueve, explora… El universo interior de Andrea es muy interesante y conocer mejor lo que hay dentro de sus composiciones, es conocerla mejor a ella. Su manera de expresarse está repleta de sensibilidad y belleza. Por eso que queríamos que fuese ella misma la que nos hablara de todo este camino, del hilo conductor que recorre el disco y de los porqués de cada una de las canciones que lo componen. Escuchar el álbum dejándonos guiar por sus indicaciones es una experiencia completa y la mejor manera de comprender todo lo que expresa Éxodo.
Bienvenida a CrazyMinds. Lo primero, preséntate y preséntanos tu nuevo disco.
Inicialmente, Éxodo fue la herramienta que siempre ha sido, en mi caso, la música: escribir canciones para colocar una verdad fuera de mí, reconocerla y, por tanto, permitirme comprenderla y liberar espacio. Esta especie de terapia lleva muchos años siendo algo natural y casi no tengo que forzarme a escribir, porque lo vivo como un proceso de traducción del caos interno y me resulta necesario. Pero esta vez había algo más: yo quería recordar que había hecho este viaje. Tiendo a olvidar historias que vivo o gente que me ha hecho daño, así que para mí Éxodo también tenía que ser un documento al que poder regresar, con un mantra claro: «Recuerda que el movimiento te salva y es lo que importa». Movimiento para reconectar con el cuerpo, pero sin dejar a un lado los momentos de quietud, y el abandono como algo doloroso pero necesario.
Estas dos caras, la más natural –la escritura como terapia–, y la más artificial –porque todo lo olvido, el recordatorio, el documento–, quise que se reflejaran en la producción: un lado más orgánico y otro más electrónico, y en general, más extremo que el disco previo.
Éxodo, además, parte de Prenderle fuego a todo. Hicimos una canción bisagra, La gran colisión, entre ambos, que no llegó a este disco. Pero Éxodo parte del agua, de la portada de ese trabajo anterior «descongelada» y la inmersión a la tierra, al camino y al movimiento.
¿Desde cuándo y cómo podemos escucharlo?
El disco se lanzó el 26 de enero de 2024 con Virgin Music Spain. Está disponible en todas las plataformas digitales y en físico en algunas tiendas como Fnac, El Corte Inglés, Disco 100, Baba, Amazon…
¿Dónde y con quién lo has grabado?
Hubo una primera fase de preproducción en casa. Yo siempre genero unas maquetas iniciales con elementos que, en muchas ocasiones, se mantienen hasta el final, sobre todo sintes. En la segunda fase ya entró Juanma Latorre, el productor, y durante unas semanas estuvimos intercambiando ideas, cambios de estructura de las canciones… Mi guitarrista, Nacho, nos enviaba ideas de guitarra de madrugada y Borja, el batería, lo montaba y se lo enviaba todo a Juanma. Así montamos el esqueleto. También yo quedé con Juanma varias veces para hacer cirugía a las letras. Luego fuimos a Estudios Silencio, en Madrid, a grabar todo bien con él y Juanjo Reig. Parte de una colaboración la grabamos en Estudios K con Alberto Porres, en Pamplona.
Si tuvieras que definir el disco, su significado, su sonido, sus influencias… ¿Cómo lo harías?
Es un disco más extremo en estilo que el anterior. Hay tramos de pop, como El rayo, otros de postrock, como Hasta el límite, otros más atmosféricos, como Lejos, que prácticamente reflejan las etapas emocionales de un viaje. Las letras son muy íntimas.
Venga, comparte con nosotros alguna gran anécdota graciosa, surrealista o incluso perdida del periodo de grabación
Coincidió que durante todo el período de grabación del disco (y esa etapa previa de preproducción) yo estaba un poco amargada en un trabajo, y como somatizo siempre, me puse enferma. No exagero si digo que estuve entre tres y cuatro meses con un catarro que nunca se terminaba de ir. Hubo un día en el estudio en el que me atasqué con una voz porque no me encontraba bien, me dolían la garganta y el pecho. Juanma dijo (aún no sé si en broma) si quería «un Jägger para calentar el cuerpo», a lo que yo asentí, y a los minutos, los chicos de la banda me trajeron una enorme botella de Jägger. Me tomé un chupito y funcionó. La broma se convirtió en un ritual.
¿Qué planes tienes para presentarlo en directo? ¿Fechas y/o festivales que ya tengas confirmados?
De momento estamos tejiendo una gira, pero sí puedo decir que el 9 de mayo lo presentaremos en Madrid en la Sala Cadavra (¡y esperamos veros allí!).
Nos gustaría que nos contases todo sobre cada una de las canciones del disco: el significado, la inspiración, si hay alguna historia detrás, lo que sientes al tocarla en directo.
1. Cruzar
Yo sentía que este disco necesitaba una intro sí o sí, algo que simulase un despertar, el comienzo, y que debía ser instrumental. Tenía la referencia de una canción que ya había compuesto, pero la queríamos conectar con el segundo tema y no encajaba con el tono. Así que compuse Cruzar. Lo que hay es lo que grabé en mi casa, voces incluidas.
2. Al otro lado
Surge del agua, abre el capítulo de la tierra tras Prenderle fuego a todo: «Las horas se han helado en esta cama, trepa el frío, trepa el agua / Y este azul que asedia me repite: no te mueves, solo sueñas».
Es una canción que salvaron mis compañeros. Como tantas otras (Pulmón, por ejemplo), yo la iba a dejar ir. Al principio me costaba un poco, pero cuando nos enviaron la primera mezcla, entré de lleno. De hecho, ahora es una de las que más disfruto. Conecta con Volar en la oscuridad: «Y si voy a chocar o voy a volar / Prefiero que sea en la oscuridad».
3. Volar en la oscuridad
Es, creo, la más alternativa, aunque al principio no la concebí así. En esta, quise dejar ir los nudos generados al haberme formado en un espacio muy conservador y religioso, y las consecuencias que suponía abandonarlo. «Me fui y de lejos vi diez años de anhelos / Y en el umbral, un fantasma que esperaba y un crisantemo / No hay llegada y estoy muerta para ti». El crisantemo simboliza la muerte: si te vas, no vuelvas.
La parte de «No hay llegada» tenía que ver con la promesa constante de algo más, algo después, que a la vez se conecta con el viaje de Éxodo, que no lleva a ninguna parte en este disco. Lo que importa son el camino y el movimiento.
Esta es una de las más claras en esa dualidad orgánico-artificial: las palmas grabadas en el estudio, por ejemplo, vs. los sonidos más electrónicos.
4. La claridad
Fue el primer lanzamiento de este disco, que me pilló en Italia de viaje. En cuanto a letra, es una de las canciones que más siento en este momento, aunque a nivel de composición, quizá ahora habría hecho algunas cosas de forma distinta. También es uno de los focos narrativos más importantes, cuando surge esa revelación del movimiento, que permite soltar aire y ver más allá: «Yo solo tenía que moverme hacia delante / Yo solo tenía que dejar de intentar despertarme y abandonar el litoral». Conecta con Volar en la oscuridad, haciendo hincapié en abandonar esa claridad o pureza que se defiende en ciertos contextos, y aceptar las partes más oscuras.
5. Éxodo
Para mí es una de las más importantes del disco, no solo porque le da nombre al trabajo, sino porque lo resume todo, bebe de todas las canciones, y lleva ese mantra que os comentaba antes sobre el movimiento. «Y aunque no tengo el paso firme ni un pulso estable, me muevo y canto».
Todos tuvimos un flechazo cuando compuse esta, quizá porque fue de las últimas y supuso una especie de pegamento, dio sentido a muchas cosas. Casi pensé en transformarla para que entrara mejor, con estribillos claros y una estructura más convencional, pero emergió de una forma tan natural que decidimos dejarla así. Juanma me ayudó mucho con el final. Recuerdo que le dije que me parecía imposible meter la palabra «Éxodo» en la canción, aunque se llamaba así, y en dos minutos, él encontró la frase perfecta: «Ahora que el éxodo es mi casa».
6. Movimiento
Es una de las más poperas, con un motivo inicial que creé en casa y que así se mantuvo. En esta quise hablar sobre la desconexión que genero siempre con mi cuerpo, cómo me voy de mí misma y cómo a través de la escritura y el movimiento soy capaz de regresar, lo importante que es y el anhelo que siento por conseguirlo. «He soñado que volvía a mi cuerpo / Pero he vuelto a despertarme cayendo». Quería que la canción fuese bailable (dentro de lo que soy capaz de hacer), para ayudarme a recordar esa idea a través de la música y no solo de la letra.
7. El rayo
El rayo se me atascó en el estudio, no conseguía avanzar con el estribillo, no me gustaba cómo estaba, y recuerdo que Tabero, el bajista del grupo, se quedó un rato conmigo y Juanma, y disparó los conceptos que necesitábamos. Es otra de las poperas de Éxodo, que a veces me cuesta más (siempre fluctúo con lo que he compuesto) y también de las más directas a nivel de letra. Y parece que una de las que más están gustando.
8. Pierdo señal
Es uno de los temas que más me emocionan. En esta me inspiró la escritura de Elena Ferrante sobre el desbordamiento de uno de los personajes principales. Es una canción triste, pero también muy liberadora porque, aunque habla de alguien que ha sido importante y se está borrando, significa que una de las partes, quien canta, se está moviendo hacia delante y no se detiene. Me permitió soltar algunas historias. Mi frase favorita es «Algo despertó en el plexo y al bajar la mirada vi animales corriendo, y ya no tengo señal».
9. Lejos
Esa base de voz que hace de sinte en Lejos también la grabé en casa cuando la compuse, hace ya bastante tiempo, pero nos gustó tanto que la dejamos tal cual. Es una canción conectada con la anterior («No volvería por ti») y más específica en la historia de la que habla, aunque creo que, por lo que me ha llegado, se universaliza y la gente se siente identificada. El loto simboliza la pureza, la quietud en el agua.
Se trata de una de las canciones más atmosféricas del disco.
10. Hasta el límite
Esta es una de las canciones por las que recibo comentarios del tipo «Esto no te pega nada». Y yo pienso, ¿esta persona me conoce algo? Me encantan las canciones a guitarra y voz, pero también tengo una parte muy oscura y guitarrera, y me encanta que de vez en cuando emerja en temas «posrockeros» como este. Compuse y grabé todo el inicio en casa, percusiones incluidas. Luego, se la llevé a la sala de ensayo a Borja (batería) y Nacho (guitarras). Metí un drive potente a la guitarra y les dije «quiero que esto suene así», y en cuestión de minutos, entre los tres, ya teníamos ese final explosivo. Hubo una sinergia y complicidad absolutas.
Esta canción ha sufrido bastantes cambios desde el inicio. Primero, porque en cuanto la escribí pensé en Sara Zozaya, una artista y amiga a la que admiro mucho, y le propuse colaborar. Ella vino al estudio y escribió unas estrofas buenísimas, algunas in situ. Luego Juanma sugirió cambiar parte de la estructura, así que desde el principio hasta lo que es ahora algunas piezas se movieron, pero otras no se tocaron, como esas percusiones iniciales o los sintes.
11. Una
Es curioso porque Una la compuse hará tres años, sin saber que sería uno de los broches finales de este disco y un tema que también le daría sentido a muchas cosas. Aunque las estrofas están en presente, yo no sentía lo que decía en ese instante, solo lo anhelaba, buscaba que fuera así, como en «Ya no me lleva el agua / Voy perdiendo los abrigos / Ya me mueve el viento del sur», pero tuve la intuición de que tenía que dejarlo en ese tiempo verbal.
Recuerdo que la compuse, se la llevé a Borja, que le encantó, y la fuimos trabajando. Me inspiró muchísimo un directo de Birdy muy oscuro. Lo veo como un punto del viaje de agotamiento, desesperación y, finalmente, un subidón de fuerza. Lo que te pasa a veces cuando superas un nivel concreto de cansancio.
Nunca ha dejado de ser de mis favoritas, de hecho ya la hemos tocado en directo alguna vez, y me encanta. Tiene poca letra, pero para mí, en mi contexto personal, dice mucho: «Yo quería volver, volver a ser una».
12. Fantasmagoría
Es una de mis canciones favoritas del disco, una especie de descanso después de la tralla que, como Éxodo, resume tramos del camino: «Salvaje e incierto fue mi comienzo / Y en esa violencia, presagio y belleza». Es un tema paisajístico, como una película del viaje, que también habla del tiempo que pasa y de cómo, al ser incontrolable, hay que dejarse en sus brazos: «El cuerpo merma, no está acorazado». Y cómo, depende de cómo mires ese camino, ves una cosa u otra, por eso Fantasmagoría, el engaño de los sentidos.
También tiene partes más electrónicas como ese vocoder o los bajos, y otras más naturales como las capas de coros o la percusión con el pandero cuadrado.
Finalmente, un deseo. ¿Qué esperas conseguir o que te traiga este nuevo disco? ¡Mucha suerte!
Sobre todo, tocar muchos conciertos, cantar más con mis amigas, y seguir el viaje.