«La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente» (Albert Einstein)
Dicen que el pasado es fundamental. Facilita el presente y sirve como base para construir el futuro. Sin embargo, muchas veces lo ignoramos, considerándolo obsoleto o ajeno a las experiencias del momento; no obstante, gracias a él, podemos disfrutar del presente y entender cómo y por qué hemos llegado hasta aquí, a nuestra realidad. Mirar hacia atrás revela múltiples razones y consecuencias. Por ejemplo, ¿qué sería de la música actual sin el rock and roll? Por eso, hagamos un viaje en el tiempo…
Sabemos que, tras las dos guerras mundiales, en los años 50, la juventud emergió como una nueva clase social. El auge económico de esa época generó el denominado baby boom, y el mundo occidental se vio invadido por jóvenes que llenaban aulas y calles en busca de su propia identidad. La música se convirtió en un medio cohesivo para canalizar esa energía. Fue la vía para liberar el torrente de conciencia que, en ocasiones, desembocó en rebeldía, cambio y en una expresión cultural muy distinta. La música funcionó como un catalizador que activó el desencanto que sentían la mayoría de los jóvenes en la sociedad. Estos, cansados de escuchar las viejas canciones de sus padres y abuelos, que pintaban un mundo idílico y feliz, no reflejaban la realidad y anhelaron un cambio radical. Deseaban transformar todo y se lanzaron hacia algo rompedor, que expresara sus sentimientos y necesidades. La ruptura estaba en marcha.




En la década de los 70, tuve la oportunidad de encontrar en Londres gran parte de una colección de vinilos desconocida para mí, pero cuyo contenido y atractivo visual capturaron especialmente mi atención. Me refiero a las series conocidas como Desperate Rock ‘N’ Roll y Desperate Rock & Roll Rockin’ Scorchin’ Sizzlers, dos volúmenes impactantes que recopilaban lo más genuino del rock and roll, rockabilly y rhythm & blues. Para garantizar su autenticidad, estas grabaciones eran originales de los míticos años 50 en Estados Unidos. Aunque ambas colecciones no llegaron al mercado hasta los años 80, sus contenidos ofrecían una gran variedad de bandas emergentes y desconocidas que exploraban diferentes estilos dentro del amplio universo del rock and roll y subgéneros.
En su momento, estas colecciones fueron muy valoradas y buscadas por los coleccionistas, ya que durante años resultaba difícil encontrarlas en tiendas físicas. Hoy en día, gracias a Internet, es fácil recuperar gran parte de estos ejemplares en formatos de vinilo y CD, aunque en menor medida en casete. Su presencia constituye un testimonio directo de la época dorada de los años 50.
Son colecciones que funcionan como una enciclopedia discográfica. Reflejan la escena musical underground e independiente de aquel tiempo, con bandas adolescentes que aún no gozaban del reconocimiento en el mainstream. Entre sus pistas se descubren auténticas joyas. Eran grabaciones realizadas en recintos modestos, con recursos limitados (garage rock), o en locales de ensayo ubicados en barrios extremos o en zonas más acomodadas lo que acentuaba la rivalidad entre clases sociales y clanes urbanos. Autos de grandes dimensiones, motos tuneadas, vestidos con faldas caniche, peinados tupés, camisetas y jeans ajustados, cazadoras de cuero, botas, blazers y pantalones anchos, zapatos Oxford o de gamuza, jukebox y muchas otras imágenes que conformaban un estilo rebelde y característico de aquellos locos años 50.
Dentro de este vibrante entorno, proliferaban las pandillas juveniles que se repartían territorios y organizaban sus actividades musicales en fiestas, entre peleas, desafíos y otros desmanes propios de la explosión hormonal juvenil. Fue un período de profunda rebeldía contra una sociedad, marcada por el conservadurismo y la falta de propuestas atractivas. Conceptos como la moral y las costumbres tradicionales se enfrentaban a la búsqueda de libertad y descontrol que caracterizaba a los jóvenes.
De esta forma, la actitud, la imagen y las letras de las canciones reflejaban temas polémicos como el sexismo, la rebeldía contra la autoridad, la frustración, el coqueteo, el amor, el sexo, la crítica política y la violencia, así como diversos choques generacionales. Las portadas y contenidos de los álbumes eran expresiones visuales de todo ello. Algunas, incluso hoy, resultan impactantes y reveladoras, transmitiendo la personalidad y el estilo de cada banda y de su contexto histórico.
Si te apasiona el rock and roll de raíces crudas, salvajes y alejadas de los cánones convencionales, y sientes curiosidad por sumergirte en esa esencia sonora y contracultural, estas colecciones vintage son una excelente puerta de entrada. Te ofrecerán una perspectiva privilegiada sobre esa música legendaria que ha llegado hasta nuestros días, ayudándote a comprender que muchas de las cosas que disfrutamos actualmente fueron posibles gracias al esfuerzo y la rebeldía del pasado.
«El rock and roll representó la imperiosa necesidad de los jóvenes de construir su propio futuro, de experimentar y equivocarse por sí mismos, ajenos a las miradas por encima del hombro de sus mayores» (David Bizarro, «El Agente Provocador»)
En España, como de costumbre, las circunstancias fueron muy distintas. Tras haber sufrido el duro aislamiento de la posguerra (años 40), los años 50 estuvieron prácticamente dominados por los íconos del franquismo: la copla y el pasodoble, el flamenco, las rancheras y algunos boleros. La consigna era clara: había que alejar a los jóvenes españoles de la supuesta «peligrosidad contestataria del rock and roll». No sería hasta finales de esa década cuando en España empezó a vislumbrarse una apertura controlada (a través de la censura), y las listas musicales se volvieron más globalizadas e internacionales. Este fenómeno propició la aparición de bandas juveniles que, poco a poco, adoptaron una versión suavizada del rock and roll y del explosivo movimiento beat.
Es importante señalar que la disponibilidad y los precios de estos ejemplares son accesibles, aunque pueden variar según la plataforma de compra y la ubicación del usuario. Si deseas adquirir alguno de estos volúmenes, te recomiendo consultar diversos sitios como Amazon, Discogs, Darkside Records, entre otros, para verificar precios y existencias. Además, algunos de estos discos (aunque no todos) se pueden escuchar en streaming a través de plataformas como Spotify, Deezer, Apple Music, YouTube o Last fm. Estas ventajas del presente nos permiten viajar al pasado y conocer sus fundamentos. A continuación, comparto algunas de las carátulas más representativas de ambas colecciones. Como decía Confucio… «Estudiar el pasado puede definir el futuro». Que tengas un buen viaje…














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