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Tributo a Mark Lanegan: 15 temas para recordar la voz más subterránea de Seattle

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La vida es un proceso que puede quebrarse en cualquier instante. No importa a qué edad. De ahí que deba tener sentido. Para ello, nada mejor que dejar un legado cuando el proceso se detiene y abandonas la vida. Es lo que ocurre cuando los artistas y muchas personas expiran, marchan, pero siguen permaneciendo gracias a sus contribuciones. Como con tantos otros, es lo que ha ocurrido con Mark Lanegan, la desgarrada voz de Seattle cuya vida ha finalizado repentinamente a sus 57 años de edad. Su muerte ha sobrecogido el universo del rock, pero su valiosísimo legado sigue estando entre nosotros. Desde CrazyMinds vamos a darle el gran tributo que merece.

¿Quién fue Mark Lanegan?

Mark Lanegan nació en Ellensburg, Washington (Estados Unidos) un 25 de noviembre de 1964, el mismo año que dio luz a formaciones legendarias como Lynyrd Skynyrd, The Kinks, The Byrds, The Moody Blues, Alice Cooper y The Velvet Underground. Sin duda, un año lleno de cosechas inolvidables y acontecimientos irrepetibles.

Lanegan comenzó su andadura musical en 1984 cuando decidió fundar Screaming Trees, la banda grunge formada por los hermanos Gary Lee Conner y Van Conner y Mark Pickerel como incorporación posterior. Inquieto por naturaleza, Lanegan inició, al mismo tiempo, su carrera en solitario y su primer disco, The Winding Sheet (1990), fue considerado por Dave Grohl (batería de Nirvana), como «uno de los mejores discos de todos los tiempos». Este disco contiene, asimismo, la valiosa colaboración de Kurt Cobain de Nirvana.

Dado su carácter polifacético y por encontrar nuevas formas musicales, Lanegan continuó colaborando con otros artistas, como Lead Bell (cantante de blues) y Layne Staley (Mad Season y Alice in Chains). Tras la disolución de The Screaming Trees (año 2000), Lanegan se unió a Queens of the Stone Age apareciendo en cinco de sus álbumes: Rated R (2000), Songs for the Deaf (2002), Lullabies to Paralyze (2005), Era Vulgaris (2007) y Like Clockwork (2013). Tres años más tarde (2003) decidió colaborar con The Gutter Twins, Greg Dulli (de Afghan Whigs), Isobelle Campbell (Belle y Sebastian), Melissa Auf der Maur, Martina Topley Bird, Creature with the Atom Brain, Moby, Bomb the Bass y Soulsavers.

Lanegan llegó a publicar 14 discos de estudio en solitario, siendo el primero The Winding Sheet. Posteriormente siguieron Whiskey for the Holy Ghost (1994), Scraps at Midnight (1998), I’ll Take Care of You (1999), Field Songs (2001), Bubblegum (2004), Blues Funeral (2012), Imitations (2013), Black Pudding (2013 con Duke Garwood), Phantom Radio (2014), Gargoyle (2017), With Animals (2018 con Duke Garwood), Somebody’s Knocking (2019) y Straight Songs of Sorrow (2020). Su discografía contiene, además, varios directos, remasterizados y remixes.

Pero al margen de su trabajo como artista, la vida de Lanegan siempre estuvo repleta de agitados abismos, experiencias que dejaron una marca profunda en su estilo de música y letras. Según cuenta en su libro Sing Backwards and Weeps: «De crío era un jugador compulsivo, un alcohólico iniciado, un ladrón y un demonio de la pornografía. A los dieciocho años ya poseía un largo historial de delitos, como allanamiento de morada, robo en comercios, posesión de estupefacientes, vandalismo, fraude de seguros y 26 cargos por consumo de alcohol como menor. Quería emoción, aventura, decadencia, depravación, es decir, cualquier cosa para vivir todo».

Sobre su muerte

A pesar de sus múltiples excesos y consumos de drogas, Lanegan llevaba ya 10 años limpio de sustancias, sin embargo, meses antes de morir contrajo el Covid-19. La enfermedad lo dejó temporalmente sordo, con dificultades para caminar y con episodios de coma. Logró recuperarse, pero meses más tarde, exactamente el 22 de febrero de 2022, falleció en su casa de Killarney, en Irlanda sin que todavía no se hayan esclarecido las causas de su muerte.

Sobre su música

Musicalmente fue un creador insólito, amante de la experimentación, bordeando siempre los extremos hacia nuevas fórmulas de estructuración y musicalidad. Sus trabajos con el blues y la electrónica, junto a su voz especial, le dieron ese punto de artista diferencial y prontamente fue comparado con las voces de Leonard Cohen, Tom Waits y Nick Cave. Su cavernosa y desgarrada entonación le permitieron tejer profundos registros ecográficos de profunda intimidad. Sus letras sobre la adicción, la tristeza y las emociones sin filtros abordaban temáticas existenciales como los traumas de juventud, la mortalidad, la nostalgia, las pérdidas y las dependencias químicas, de ahí que fuera apodado como Dark Mark.

Gracias a la musica, Lanegan encontró la salida perfecta para su permanente angustia existencial y traumas de infancia: «Nunca hubiera encontrado nada de eso en este polvoriento y aislado pueblo de vacas. Si la banda podía sacarme, llevarme a esa vida que tanto anhelaba, valía la pena cualquier indignidad, cualquier dificultad, cualquier tortura». Como el mismo dijo en cierta ocasión: «No me gusta hablar de mi música. De hecho, creo que no me gusta hablar de música. Te diría incluso que no soy muy fan de hablar, en general. Me enamoré del rock en mi adolescencia porque solo me pedía escuchar (…) Ahora muchos de mis amigos ya están muertos y cada vez hay menos gente que te puede llamar para hacer algo (…) Lo más importante de la música es no perder la curiosidad. Siempre he pensado que debía haberme quedado tocando la batería. Es la forma de que nadie jamás se preocupe por ti». Todavía sigue presente cuando en 2012 dijo: «Seguir vivo, en mi caso, es un éxito». Lamentablemente diez años después Mark Lanegan llegó a su final. Llegados a este punto, nada mejor que recordarlo a través de algunas de sus grandes canciones.

Mark Lanegan en 15 canciones

No resulta fácil seleccionar 15 temas entre la amplia discografía y colaboraciones de Mark Lanegan. Las canciones que a continuación se detallan han sido elegidas (un tema por álbum) siguiendo tres conceptos determinados: la originalidad, el tratamiento sónico y el registro vocal, todo ello dentro de una selección que abarca su estilo más íntimo, acústico y atmosférico.

Hay muchos grandes temas que se han quedado fuera del tintero, sobre todo los que hizo en su etapa más rock. La intención es dar tributo al personaje en su faceta más interna y vulnerable de sí mismo, en esas composiciones donde se manifestaron sus demonios y traumas y que se expresaron en forma de densas canciones. Se trata pues de una selección (subjetiva) de 15 temas que reflejan la personalidad de Mark Lanegan independientemente de su trabajo en The Screaming Trees, The Gutter Twins y otras. Ahí van, según la cronología de los álbumes.

Riding The Nightingale (album: Whiskey for the Holy Ghost, 1994)

Canción perteneciente al segundo álbum en solitario y cuya grabación tuvo muchos percances según comentó el propio Lanegan: «Muchos músicos, ingenieros, productores y estudios diferentes se quemaron, y mi comportamiento se volvió errático, difícil de manejar, ya que continuamente reescribía, regrababa y mezclaba las melodías de acuerdo con una sensibilidad interna químicamente agrietada que a veces rozaba la paranoia». Sobre la canción Allmusic dijo: «La voz de Lanegan, bañada en bourbon y nicotina, se transforma en algo nuevo, cautivador y totalmente propio, la profunda tristeza del country blues»: «Mamá moribunda apenas está respirando sobre un lecho de clavos / Se encontró con un ángel y un ruiseñor / De vuelta donde llega la oscuridad / Entre la tierra y los cielos / Peso muerto en los huesos de mi cuerpo…»

I’ll Take Care of You (album: ll Take Care of You, 1999)

El tema se incluye en el cuarto disco en solitario. En él, Mark crea un paisaje sónico de blues atmosférico, intimista y desesperado que emana un dolor envuelto bajo un manto de voz agrietada y grave. La canción da título al album y refleja esa necesidad de dar amor a lo que amas a fin de que no se marchite, muera o te abandone. El amor es cuidado y está por encima de todo: «Nunca tendrás que preocuparte / Nunca tendrás que llorar / Estaré allí a tu lado / Para secar tus ojos llorosos…» Esta versión del tema en directo es una joya. Pura finura en vivo. Prestad atención a los rasgueos y punteos de guitarra junto al órgano como cortinaje de fondo.

One Way Street (album: Field Songs, 2001)

El tema arranca con unos rasguños de guitarra que erizan la piel y la voz, como surgida del inframundo repuja la desesperación de las almas que yacen atrapadas en su averno. Los efectos vibratorios de fondo y otros registros configuran al tema un cariz misterioso y ajenamente humano. La profundidad psicológica es descarnada y al mismo tiempo catártica: «Bebo tanto whisky agrio / en todos los lugares en los que he estado / que hay un mundo que aúlla mi nombre / desde el pequeño aguijón / hasta esa fama vacante que apenas puedo ver».

Weddind Dress (album: Bubblegum, 2004)

Bajo una cadencia calmada pero intensa, los demonios corroen las entrañas del artista afligido. Su voz ronca y grave gime esa súplica a lo que ama con frenesí: «¿Te pondrías un vestido largo y blanco / y arderías como si no hubiera más mañanas? / ¿Caminarás conmigo bajo tierra / y perdonarás todas mis enfermedades y mis penas?». En el video canta su mujer Shelley Brien. Especial atención al sonido ahogado que emana de la guitarra.

The Circus is Leaving Town (album: Ballad of the Broken Seas, Isobel Campbell, 2006)

Es un tema que figura en el álbum colaborativo con Isobel Campbell, voz del grupo Belle & Sebastian. Tras los primeros rasgueos y acordes de guitarra acústica, surge la voz grave, áspera y magullada de Lanegan reflexionando sobre tiempos pasados: «Recuerda esa vieja canción / que escuchamos cuando éramos jóvenes / La vida ahora es una página vacía». El tema es una maravilla, pura nostalgia y privacidad, todo envuelto bajo una cadencia armoniosa, melódica pero atormentada.

Seafaring Song (album: Sunday at Devil Dirt, 2008,con Isobel Campbell)

La voz de Lanegan arranca como un susurro profundo de corte Leonard Cohen, contrastando con un fondo vocal en perfecta sincronía a cargo de Isobel Campbell. Una vez más, la nostalgia es la protagonista, como una marea que lentamente va y viene para romper en la orilla y fundirse en la arena. Los textos reflejan esa añoranza de cariño que se pierde muchas veces en la vida: «He viajado por todo el mundo / Vagué lejos de casa / Navegué el océano en cielos extranjeros (…) Ahora ya de vuelta a los brazos de mis bebés a salvo de este mundo de desconsuelo». Musicalmente, la base es acústica, pero en su fondo se percibe un bagaje sonoro de cuerdas en la letanía que envuelven la estructura sónica en un manto emocional de acongojada tristeza.

Come Undone (album: Hawk, 2010, con Isobel Campbell)

Es una pista que narra la pérdida como consecuencia del tiempo, ese periodo que desgasta lo que una vez fue único y bello. Lanegan, con su inconfundible voz, nos advierte sobre la necesidad de volver a sentir un nuevo amor y no dejarlo escapar de nuevo, aunque el tiempo siga ahí: «El tiempo pasará factura / El tiempo puede romper tu corazón / Pero si tuviera una nueva oportunidad / nunca más tendríamos que separarnos / Una vez tomé mi única llama / y tomé mi único deseo / pero lo tiré todo por la borda cuando salté al fuego». El ritmo de la canción es brutal, sincopado, muy marcado, pero a su vez armonioso y repleto de melodía, como la vida en sus momentos dulces y trágicos. La orquestación de fondo teje una dimensión más sinfónica al tema y la batería el compás, que precisa vida para no diluirse en el caos.

Bleeding Muddy Water (album: Blues Funeral, 2012)

«Señor, ahora la lluvia ha llegado / y el agua fangosa se levanta / Siento en mi pulmón de hierro / el agua fangosa y la inundación celestial». Es un tema líricamente simple, pero con un mensaje demoledor, de caída y disolución existencial. Las experiencias vividas son como esa intensa lluvia que al caer convierte todo en inundación y lodo. El título ya de por si refleja este estado de ánimo: Sangrado de agua fangosa. El sonido es pesado y marcado, como ese gota a gota que como una lluvia plomiza cae sobre la cabeza y va agujereando la dermis existencial.

Flatlands (album: Imitations, 2013)

El tema forma parte de un álbum que recoge versiones de algunas canciones de la colección de música de los padres de Lanegan y de músicos contemporáneos como Chelsea Wolfe, Nick Cave and the Bad Seeds y The Twilight Singers. La canción en sí es una versión del tema original de Chelsea Wolfe. Como fondo suenan las sutiles cuerdas de violines y acordes rítmicos de guitarra acústica. Líricamente es un grito a la simplicidad y un desprecio a la abundancia, al éxito, a las posesiones y al poder: «Nunca me importó el dinero y sus amigos (…) No quiero piedras preciosas / Quiero simplicidad (…) Necesito tus brazos envolviéndome con fuerza / Quiero llanuras abiertas y árboles dispersos / Quiero campos de flores / Quiero mares salados / Quiero llanuras / Brisa suave y constante (…) ¿Irás allí conmigo?»

Cold Molly (album: Black Pudding, 2013)

Canción perteneciente al disco colaborativo de Mark Lanegan y el multi-instrumentista Duke Garwood.  Se trata de un tema que, a ritmo de blues rock y funk sexuado, rompe todo tipo de esquemas anteriores acercándose a ese sonido próximo de The Black Keys pero más sincopado e instrumentalmente muy definido con bases de punteos de guitarras diferentes, un bajo pronunciado y una percusión sintética que marca una cadencia extremadamente uniformada. El saxo roto, sintético y distorsionado que entra en el minuto 2:50 es soberbio; sacude el cuerpo y eleva la temperatura a sus cotas máximas. Sin duda, un temazo. La letra hace eco a ese amor que nunca debe helarse como lo hace un cadáver que flota inerte en un rio: «Chica, no te vayas / solo haz que mi gallo cante / Y te amaré más que al cielo (…) El sonido del río rodante sostendrá tu cuerpo hacia abajo».

My Shadows Life (album: With Animals, 2018)

El tema se inicia suave, frío y oscuro en base a una caja de ritmos sintética que, tras unos segundos da paso a la voz de Lanegan. Los detalles percusivos electrónicos y los registros ambientales son de una belleza abrumadora, confiriendo al tema ese aire de misterio cavernoso tan característico de Lanegan. Las brumas que pululan como apoyo y fondo sellan el sonido como un denso escalofrío. La letra no tiene desperdicio: «Cuando el día se haya ido / ni una lágrima de sobra / que venga la oscuridad / ya nada me importa (…) todavía hay fuego azul en mi cabeza» Un tema muy duro sobre la muerte y el amor eterno.

Night Flight to Kabul (album: Somebody’s Knocking, 2019)

Un tema que expresa la descomposición y transformación de los elementos existenciales: la oxidación de las cosas, la vejez, la necesidad de bucear al pasado y reescribir la vida, la riqueza, los vicios, la escasez de recursos naturales, la pandemia, la maldad, todo bajo un marco muy decolorado, grisáceo y ocre, cercano a la aridez y a lo residual. Sin duda, un tema magistral que define los sentimientos de Lanegan en esos momentos. El clip arranca con una caja vieja de madera en medio de un desierto. Es un aviso de lo que se va a contar. Musicalmente la pista es una gozada, rompe la cadencia oscura de otros temas y busca una salida: «He estado en un nido de serpientes / he estado ahí como un artista del apagón / todos tratando de tomar mi lugar / pero yo estaba allí como un vigilante de medianoche / estaba allí para una mascarada / como maquillador / ahora todos tratan de señalar mi culpa»

Daylight in the Nocturnal House (album: Straight Songs of Sorrow, 2020)

Para mi uno de los temas más brillantes de Lanegan, donde muestra su exquisita sensibilidad, desnudez emocional y originalidad creativa. Musicalmente es un tema lleno de metáforas, como la mayoría de sus letras. La pista está repleta de climas subversivos y cacofónicos, que estrujan la garganta y estremecen el cuerpo. Es un tema donde el autor se sumerge en las profundidades del inconsciente y en ciertos parajes oníricos: «Mirando flotar el humo de la fábrica / de espaldas al jinete de la lluvia / salgo de la tumba (…) voy a tomar lo que me debes / y matar al jinete del sufrimiento». El tema me recuerda al sonido de la banda The Legendary Pink Dots y a las obras de su líder Edward Ka-Spel, uno de los compositores actuales más admirables.

Sad Lover (album: A Thousand Miles of Midnight, Phantom Radio Remixes, 2015)

Y llegamos al último tema seleccionado de la playlist. Se trata de una canción que nos habla del amante afligido que sueña entre naufragios y huracanes bajo un sol enrojecido que quema las sombras solitarias que ve reflejadas sobre el pavimento. El ritmo es frenéticamente electrónico, fundido dentro de una voz cavernosa que marca un matiz hermético y sintético. Viene a decirnos que los corazones se agrietan cuando navegas entre novocaína y risas dejando tras de sí una larga estela de lágrimas como único regalo»

Mark Lanegan ha abandonado esta vida hace escasos dias, dejando tras de sí un tremendo legado de discos y canciones inolvidables que nos recordarán que todavía sigue presente esa áspera y profunda voz cavernosa que surgió del corazón de Seattle, cuna de empresas como Boeing, Microsoft y Amazon y, cómo no, la metrópolis que vio nacer al grunge y a sus emblemáticas estrellas, entre ellas la de Mark Lanegan. Sigue brillando allí donde estés.

Playlist – Mark Lanegan en 15 canciones

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AUTOR

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten eso y más. Así que nada de excusas y manos a la obra…

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