InicioConciertosCrónica de Roosevelt en Madrid (Lula Club, 2023)

Crónica de Roosevelt en Madrid (Lula Club, 2023)

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El pasado jueves 14 de diciembre, Roosevelt, o lo que es lo mismo, Marius Laber, aterrizó en el Lula Club, en plena Gran Vía de Madrid. Todos estábamos muy expectantes tras la pandemia, ya que el cantante canceló los conciertos que iba a dar en nuestro país debido a problemas logísticos, y muchos de sus fans nos quedamos con ganas de verlo.

Si ya es habitual, y más en esta época del año, el aire que corre por esta calle, ya ni os cuento el frío que notas nada más salir de la estación de Callao. Menos mal que la sala estaba cerca. En un santiamén, crucé la calle, bajé un poco hacia Plaza de España y ahí me la encontré.

«SMILE! IT’S TIME TO DANCE»

La sala nos recibió con un “SMILE! IT’S TIME TO DANCE” (¡Sonríe! Es la hora de bailar). Todo apuntaba a que la noche iba a estar repleta de brilli-brilli y baile con solo bajar las escaleras. Bien de moqueta roja y con cristales de los que no podías escapar, una vez dentro. Cuando bajamos del todo, nos explotó la cabeza. Parecía que estábamos en un club de los años 20, con tintes de los años 70, a lo Tony Manero, con mesas redondas y sillones aterciopelados. Vamos, lo que viene siendo un tándem perfecto para crear un ambiente inolvidable.

El público era de lo más curioso y heterogéneo. Algunos se agolparon en las primeras filas, alrededor del pequeño escenario donde se podía observar varios teclados, guitarras, una batería y varios loops.

A eso de las ocho y veinte, salió Amilli, acompañada de un chico que se puso frente a un ordenador. Ella es la telonera elegida por Roosevelt para su gira de presentación de su nuevo disco, Embrace, y es una de las nuevas promesas de la escena musical del país germano.

Amilli lanzó hace unos meses su primer EP, SOAMI. Este trabajo tiene claras influencias del hip-hop, soul y jazz. Durante su actuación del pasado 14 de diciembre, quizá los temas elegidos no fueron los más acertados porque invitaban más a escucharla sentados en una mesa. Tímida con el público, aunque hizo todo lo posible por animarnos con algún tema más bailable.

La artista alemana se despidió y dio las gracias a todos los que nos encontrábamos ahí. Mientras sonaba una música de fondo y entre aplausos, se fue del escenario.

«Falling back in time»

A las nueve y media, más o menos y tal y como estaba planificado, se apagaron las luces, y empezó a sonar la melodía de Ordinary Love, primer adelanto del último disco de Roosevelt. El cantante bajó unas escaleras laterales junto a dos músicos. Estos se colocaron a los laterales del artista, y a veces nos impedían verle bien si no estabas muy centrado frente al escenario. Todos ellos tocaban diversos instrumentos, entre los que se incluyen la batería, teclado, bajo, guitarra y loop.

La canción de Ordinary Love es uno de los mejores comienzos que podría haber tenido el concierto. Nos hizo retroceder en el tiempo, a recordar a ese amor, que a la vez fue un desamor, y que alguna vez hemos considerado como algo fuera de lo normal. La canción empieza diciendo: «So easy loving you / So call it what you want / Lost in a memory / I’m falling back in time…» ¿Por qué no perdernos en el mundo de Roosevelt durante una hora y media?

Un recorrido por su trayectoria musical

El setlist del concierto se completó en su mayoría con canciones de su último trabajo, Embrace, que fue lanzado el pasado mes de septiembre. De hecho, en algunos momentos parecía que estabas escuchando este disco al completo y de seguido. A pesar de esto, el artista alemán retrocedió en el tiempo para tocar canciones de otros de sus trabajos musicales.

Tras Ordinary Love, sonaron Luna, con ritmos más funkys, y Rising, donde el artista experimenta con tonos más electrónicos. Viajamos a 2013 con Montreal, uno de los grandes éxitos de Roosevelt, que podemos encontrar en su EP, Elliot. En ese momento, el público reconoció las primeras notas y no paró de bailar ni cantar por todo lo alto.

Continuó con Moving On, de uno de sus primeros trabajos, Roosevelt. Con esta canción, hizo que los movimientos fuesen más pausados, quizá para bailar de una forma más sensual. Nos dio una breve tregua para coger algo de aire y darlo todo con Colours, tema recogido dentro del mismo disco que la anterior canción. Creo que fue la mejor canción. Fuimos unos privilegiados al poder disfrutar de una versión más extendida donde la batería cobró mucho más importancia, especialmente al final de la canción.

Desde el principio, la reina de baile la protagonista

Continuamos con un setlist de lo más animado con temas como Yucca Mesa, que fue puramente instrumental, o Paralyzed. Tuvimos la oportunidad de escuchar por primera vez Strangers, See You Again, Echoes y Sign, de su anterior álbum, Polydans. Debido a la cancelación de su anterior gira por nuestro país, Roosevelt no las había tocado frente al público. Él mismo, durante el concierto, comentó este tema y que le dio mucha pena tener que hacerlo y no venir ni a Barcelona ni a Madrid, donde mucha gente le sigue desde hace tiempo.

Si ya con los anteriores temas, la pista de baile fue la reina desde el inicio, con estas cuatro últimas canciones, la gente bailó bajo la bola de discoteca que vino como anillo al dedo a todo el concierto. Parecimos todos unas dancing queens al más puro estilo ABBA. Entre medias se coló Sea, que la podemos encontrar en Roosevelt.

Recta final con Forevermore y Night Moves

Entramos en la recta final del concierto y todavía seguía echando de menos temas como Shadows, Yr Love o la versión de Everywhere, de Fleetwood Mac, de su disco Young Romance. Esta vez no pudo ser, aún así, el final de la actuación fue de lo más inolvidable. Los instrumentos cobraron vida tanto con Forevermore como con Night Moves. Tanto Roosevelt como uno de los músicos parecían hombres orquesta. Ambos se encontraban en medio de teclado, guitarra, bajo y loop. Muy de apreciar el papel que jugó el batería, quien animó a aplaudir al público en todo momento.

Quizá este concierto, a mi percepción, no fue como si estuviéramos en un concierto como tal, sino más bien en una discoteca, donde el DJ era un grupo tocando en directo. Los asistentes y la pista de baile cobraron un protagonismo especial a través de la iluminación de la sala. Si no, que se lo digan a nuestro fotógrafo, que con tanto humo y una iluminación no muy apta para fotografías, apenas consiguió captar la figura de los músicos.

El artista alemán empatizó y se metió al público madrileño en el bolsillo desde el primer instante. Por lo que le decimos un «hasta pronto», ya que no tardará mucho en volver a nuestro país, ya que actuará en el Primavera Sound 2024 en Barcelona.

Así que «See You (soon) Again!»

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