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Valeria Castro: «Una de las mayores responsabilidades que tenemos es cuidarnos a nosotros mismos» (2023)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero

La tierra, la familia, las raíces, la gente que nos rodea… Todos venimos de un lugar y somos lo que somos gracias a eso, a todo lo que nuestro imaginario ha ido conformando a lo largo de los años. Valeria Castro tiene su particular historia, que no es mejor ni peor que la de los demás, pero es la suya, y es de verdad. Es así como ella entiende también su música, como una manera de expresar todo lo que lleva dentro y que le ha acompañado a lo largo de sus 23 años. Bebiendo de todo eso, la joven artista de la isla de La Palma tiene ya un lenguaje propio y una forma muy personal de expresarse a través de su arte.

Con honestidad, siendo fiel a sí misma y al lugar del que procede todo lo que ella es, con una sensibilidad apabullante y un talento compositivo e interpretativo ciertamente emocionante, Valeria acaba de publicar su primer larga duración, el bellísimo con cariño y con cuidado. Su personalidad y su manera de ser hacen que resulte imposible no empatizar con lo que transmiten sus canciones, historias propias que conectan con la gente por la enorme capacidad que tienen de hacer que nos veamos reflejados en ellas.

Con una incansable sonrisa en la boca y una cercanía similar a la que se siente cuando sus canciones nos abrazan, hablamos con ella y nos volvemos a reconciliar con la ternura que todos llevamos dentro. Las canciones de con cariño y con cuidado son refugio, caricias y esperanza, son reivindicación y aprendizaje, son amor propio y gratitud. Las composiciones de Valeria Castro son hermosos destellos de luz en un mundo que cada vez necesita más propuestas así. Esta conversación es, como sus propias canciones, una buena manera de conocerla mejor y, como ocurre en ellas, la sinceridad y la delicadeza juegan a favor.

A principios del año pasado estuvimos hablando contigo de chiquita, tu primer EP. Realmente fue hace poco, pero no sé por qué a mí me parece que ha pasado más tiempo. Me da la impresión de que en ese momento estaba hablando casi con una debutante y ahora me pongo a entrevistar a una artista mucho más consolidada y madura.

Yo también tengo esa sensación. Creo que ahora se muestra un poco la madurez que puedo tener, aunque todavía tengo 23 años y sigo siendo chiquita, con otra visión por todo lo que me ha sucedido. Ha habido muchos cambios en mi vida y en los equipos con los que trabajo, entonces creo que las cosas están ahora con unos cimientos más fuertes, y yo me siento muy orgullosa de todo lo que me ha rodeado y todo lo que hemos creado con la gente de alrededor.

¿Te sientes ahora más profesional?

Pues yo creo que, de alguna forma, sí. Siempre he intentado hacer todo de la manera más profesional posible, pero es verdad que en este disco, al ser un primer álbum largo, parece que ya estoy hablando de algo más grande, de algo que queda para siempre. Lo otro que hice era un EP y, aunque también queda para siempre, era otra cosa.

En chiquita hablabas mucho de tu niñez, de tu tierra, de tu familia, de todas esas cosas que tanto te definen y de las que tan orgullosa te sientes. Ahora, en con cariño y con cuidado, el mensaje, aunque no se aleja demasiado de esto, es una mirada a un pasado mucho más cercano, al último año y medio. Ya me lo dijiste entonces, escribes de lo que te pasa, supongo que es la mejor manera de ser fiel a ti misma.

Al final, «lo que canto es lo que llevo dentro, que es todo lo que siento», como dice la canción que abre el disco [dentro]. Este disco bebe de la misma temática que el EP, pero quizás el EP era una cosa más caótica, de ideas sueltas sobre las mujeres de mi vida, el miedo que tengo o la inmigración, y este disco creo que tiene una columna vertebral más amplia y un mayor mensaje. Esa columna vertebral se basa en la raíces, pero sobre todo en el amor propio.

Dentro de las distintas situaciones que he vivido, habla de aprender a dignificarse a una misma, a quererse un poquito más, a respetarse… dentro de una relación, dentro de una situación que no controlas, dentro del sufrimiento humano, que también es digno, igual que el enfado. Yo creo que ese amor propio es la línea argumental que vertebra todo el disco.

Cuando anunciaste el disco, comentaste de dónde salían estas canciones. Háblame de ese nudo en la garganta que tuviste y debido al cual dudaste si ibas a ser capaz de seguir escribiendo canciones.

Ese nudo en la garganta fue un nudo muy orgánico, a raíz del volcán de La Palma. Cuando yo decidí que tenía que ponerme a hacer un disco, poco después empezó lo del volcán, que a mí me tocó muy de cerca por mi familia y por todo mi pueblo. Al final yo escribo de lo que estoy sintiendo, de lo que estoy viviendo, trato de escribir con mucha sinceridad, y aquí no iba a ser menos porque estaba en mi imaginario todo el rato.

Sólo podía escribir de ello, pero al ser algo tan personal, tan duro para los nuestros y tan comentado por la prensa y por la gente, no sentía que yo estuviera poniendo las palabras correctas a nada. Pensaba que lo poco que escribía en ese momento no estaba a la altura de todo lo que estaba sucediendo. Fue en ese momento cuando tuve esa parálisis: «creo que lo que tengo que escribir no está a la altura de lo que esto significa para mí, para mi tierra, para mi gente…» Por suerte, en el momento en el que yo estaba tan bloqueada, gracias a mucha terapia con mi psicóloga, pude aprender a perdonarme y a abrazar también el fallo.

Este disco está hecho desde ese punto de «voy a escribir con sinceridad», siendo autocrítica, permitiéndome hacerlo de lo que estoy sintiendo y sabiendo que, por ser una sensación propia, tengo derecho a darle voz, porque es mi historia.

El primer objetivo de las canciones que hago es utilizarlas como propia terapia

¿Recuerdas un momento concreto, día o sensación determinada en el que de repente te das cuenta que ese nudo se empieza a deshacer?, ¿hay un punto de inflexión clave en ese proceso?

Yo creo que sí. Hay algunas canciones que las empecé a componer antes de esos momentos, había hilos conductores de los que tiré o notas del móvil que tenía, pero sí que recuerdo que el punto de inflexión a lo mejor fue el día que escribí un hogar, la canción más dedicada a La Palma. Ahí desbloqueé ese nudo y por fin pensé: «He escrito algo de lo que me siento orgullosa y creo que la gente se puede sentir abrazada».

Recuerdo escribirla enfrente del volcán, en la casa de mis padres y, en el momento que lo hice, me solté un poco y empecé a buscar todos los sentimientos que había alrededor de eso. Me daba miedo ser muy explícita o muy literal porque había otras muchas emociones rodeando aquello. Ya los medios se encargaban de hacer aquello de manera explícita y yo tenía que poetizarlo de alguna manera. En ese momento, cuando hice una canción más o menos literal del volcán, ya me di el permiso para hablar del resto de sentimientos que tenía con algo tan importante como aquello.

Al final este disco habla de un aprendizaje. Dime qué has aprendido en este tiempo y qué has querido plasmar en estas canciones. lo que siento parece ser el perfecto resumen de todo eso y una declaración de intenciones.

Yo creo que el aprendizaje clave es la priorización de mí misma. No sólo aprender a quererme con ternura, sino también a dignificar, a decir «hasta aquí acepto, hasta aquí no acepto». poquito o costumbre son canciones que hablan más de lo romántico, pero ambas tienen esa vértebra de priorizarme, de «esto es lo mínimo que necesito» o «no me voy a acostumbrar a lo que no quiero». O con cariño y con cuidado, que habla del amor a mis padres, también tiene esa ternura de «sé que sufro, pero tengo gente alrededor». Al final se trata de valorar la realidad, de priorizar, que es algo que aprendí con todo lo que se perdió con el volcán.

Con todo esto que te ha pasado, ¿crees que es más fácil escribir desde el dolor o desde la alegría?

Desde el dolor, absolutamente. Pero más que desde el dolor como una cosa muy grande, desde distintas fases del dolor. Siento que el primer objetivo de las canciones que hago es utilizarlas como propia terapia. Al final creo que el dolor, en el momento en que compongo las canciones, es como la última etapa, la etapa en la que asumo la realidad y la digiero de alguna forma. Creo que es también una forma bonita porque escribo desde el dolor, pero para acabar con él.

Tu manera de entender esto es desnudándote emocionalmente en tus canciones, algo que se refleja también en la forma que tienes de interpretarlas. Ya me dijiste en su día que no, pero te lo vuelvo a preguntar ¿de verdad no temes exponerte demasiado? Tienes 23 años, este es tu primer disco como tal y hay artistas que tardan seis discos en decir «es mi disco más personal».

Y yo me baso en hacerlo todo personal… [Risas]. La verdad es que sigo sin temerlo, Javi. No temo que la gente sepa mi historia porque es lo que hay y creo que, con sus diferencias o con sus tragedias más o menos raras, es similar a lo que vive toda la gente.

Lo que me da miedo de lo explícito es el hecho de que llegue muy directamente, pero la sinceridad en lo poético creo que es algo muy bonito. Hacer ese ejercicio de atender a lo que estoy contando y que me descubran de esa manera, me parece muy bonito. No es decir «hola, soy Valeria, tengo 23 años y viví esto», sino a través de las letras, a través de algo poético, contarles quién soy. Si en ese momento se dan cuenta de quién soy es porque me han escuchado con atención y ya sólo por eso estoy muy agradecida. Es un proceso de conectar con la gente y no temo a ello, porque me hace muy feliz que se hayan tomado ese tiempo para descubrirlo.

Valeria Castro

En momentos de fragilidad, la ternura siempre va a poder estar presente para sanar un poquito

Eso que estás comentando lo cuentas en dentro y en lo que siento. Reincides en eso y es la mejor manera de conocerte.

En este disco reivindicas también la ternura. En estos tiempos de confrontación constante, de redes sociales utilizadas casi como trincheras, ¿es la ternura la única vía para sentirnos un poquito más humanos?

Es la vía que utilizo, en la que me siento más cómoda. Al menos creo que es la vía más sana, con la que menos posibilidades tienes de que se te tiren encima. Yo creo que hay muy poca gente que lucha contra la ternura porque todo el mundo, en algún momento del día o en algún momento de su vida, la busca. En momentos de fragilidad, la ternura siempre va a poder estar presente para sanar un poquito.

Yo incido en lo social para hacer crítica, pero disfrazándolo de alguna forma con la ternura, entra de otra manera y puedes incluso hacer reflexionar a la gente de una forma más humana. Hay discursos que, según los digas, pueden ser una guerra donde hay que meterse en esa trinchera que decías, pero hay otra forma de decirlo que puede hacer que la gente tenga otro punto de vista. Una tiene principios y los expone, pero al final siempre intento hacerlo con más cariño, con más cuidado, para que el mensaje llegue de una manera más sana.

Así es complicado tener haters o caer mal a la gente…

[Risas]. La verdad es que nunca he sentido eso. Yo creo que también tengo mucho miedo y me da miedo que la gente me odie porque intento hacer todo en mi vida para no recibir eso, siempre dentro de mis principios, claro. Esa búsqueda de no tener problemas con la gente, manteniéndome fiel a mis principios, creo que me sirve de escudo. No sé cuánto más me durará el escudo, pero por ahora… [risas]

Hasta que un día explotes… [risas]

Hasta que un día explote y diga «soy demasiado tierna»… [Risas]

Al final el arte os sirve a los creadores para saber canalizar de alguna manera todos esos sentimientos. Desde el punto de vista de alguien que no tiene esa capacidad creativa, creo que os vemos como privilegiados y con admiración por poder utilizar todo eso para hacer algo tan hermoso.

Sí, la verdad es que yo también me siento privilegiada, porque encima es mi vida laboral. Aunque eso no quiere decir que no necesite la terapia real, como todo el mundo [risas].

De todas formas, creo que va intrínseco en el ser humano una cierta tendencia a la melancolía. Como que a veces nos gusta y disfrutamos refugiándonos en canciones o películas que quizás nos suman un poco más en esas sensaciones. Como que somos un poco «masocas» a veces… No sé si a ti también te pasa desde el lado de la creadora.

Totalmente. Como te decía antes, escribo desde la última parte del dolor y creo que esa parte está repleta de melancolía. He intentado endulzar la melancolía, al menos buscar ese hilito de positividad dentro de ella. En uno de los versos de techo y paredes, que es una de las últimas del disco y para mí es casi la moraleja, hago referencia explícita a la melancolía. Lo hago como una forma de tirar para adelante, que también creo que hay mucho de eso en el disco. Digo que se aprende a vivir con la melancolía. Es que creo que no es malo que esté presente y llega un punto que, por inercia, aprendes a vivir con ella. Al final mis canciones, como están escritas desde ese punto, hacen siempre referencia a ese pequeño lado bueno de la melancolía.

Valeria Castro

Todo el mundo tiene una voz propia y a veces nos ninguneamos o nos invisibilizamos a nosotros mismos. Está bien reivindicar el escucharse a uno mismo

¿Es la raíz la canción que resume mejor el espíritu del disco y el tuyo mismo? Parece un perfecto resumen de lo que eres, de lo que muestras, de lo que reivindicas con tu música. La raíz física y emocional, tu tierra, tu gente…

Yo creo que sí. Sobre todo por ese asumir lo que hay, venga como venga, «pasó lo que tenía que pasar y no pienso hacer nada más que quedarme aquí, cuidando la raíz». Es esa forma de decir que sólo voy a tirar para adelante con lo que hay. Una de las mayores responsabilidades que tenemos es cuidarnos a nosotros mismos.

Me gusta mucho cuando dices: «tendrías que ver el alma que tiene tu garganta». Como te he dicho alguna vez, me emociona mucho tu forma de cantar y hacía mucho que no sentía tanto con una voz. Es posible que no haya mejor frase que esa para explicar a alguien que no te conozca cómo es tu manera de interpretar las canciones.

Muchas gracias, Javi. Qué bonito lo que dices. Esta es una de las frases que más me costó publicar porque me sentía un poco ególatra diciéndolo, pero a la vez también veo que hay mucha gente que me dice que le emociona mi voz. Esta canción fue la primera que escribí para mí misma y ahí me digo esa frase. De alguna forma, en esa canción me hablo a mí misma, pero por otro lado todo el mundo tiene una voz propia y a veces nos ninguneamos o nos invisibilizamos a nosotros mismos. Está bien reivindicar el escucharse a uno mismo. Aunque hable de mí misma por esa alma que dice alguna gente que tengo en la garganta, también creo que es aplicable a cualquier persona que pueda sentir que hace tiempo que se ha olvidado de su propia voz.

Cantando se ve que sí, pero ¿si te escuchas a ti misma también te emocionas?

Cantando sí que me pasa, pero emocionarme cuando me escucho, no me emociono. Sí que me he emocionado mucho con mi abuela, con el audio que hay en la canción [se refiere a un hogar], pero conmigo misma todavía no ha pasado [risas].

En este disco hay algunos sonidos y ritmos que ahondan aún más en la tradición que siempre has llevado contigo. Ha participado Benito Cabera e incluso en el videoclip de costumbre apareces tocando un pandero cuadrado. Háblame un poco de cómo has recogido esa tradición y has incorporado estos instrumentos.

Pues la he recogido de lo que había en mi imaginario. Es un disco que tiene unos tintes folclóricos y unos tintes electrónicos, más de lo primero que de lo segundo, aunque también es un avance electrónico porque es una música que yo escucho mucho, e intenté aportar algo de eso porque también me sentía muy identificada con ello. Se reivindica la tierra en lo percusivo, hay tambores de El Hierro, de La Gomera, el timple canario de Benito Cabrera… Todo el disco está compuesto desde tiempos musicales folclóricos, como el tiempo ternario, que es algo muy presente tanto en la música canaria como en cualquier música folclórica.

No es un disco de isas canarias o de folías, evidentemente, pero sí que noto que hay algo de esa tradición en mi imaginario. También hay pequeñas referencias, por la gente de la que me rodeé, a Latinoamérica. Al final, las Canarias creo que son el punto de conexión entre la península y Latinoamérica. La verdad que estoy muy contenta porque yo me siento parte de todo eso. No quiero decir lo de «es el disco más personal» [risas], pero sí que siento que es un trabajo del que me siento muy orgullosa y tengo muchas ganas de defenderlo en directo. Todavía no he empezado a girar, pero estoy muerta de ganas de hacerlo, y eso es un buen síntoma de estar orgullosa del trabajo hecho.

Antes de continuar con el disco, ya que hablas de defenderlo en directo, ¿vas a trasladar a los conciertos todo esto que me comentas?

Estamos en el inicio de los ensayos de la gira, pero vamos a ir con banda completa en prácticamente todos los shows, salvo algunos que sean en acústico por las circunstancias. La percusión será lo más tribal y folclórica posible, y se encargará Iván Mellén; a las guitarras vendrá Pablo Cáceres, que estará también con el charango y otros instrumentos de Latinoamérica; Marco Niemietz vendrá con el contrabajo y Laia Alcolea estará con los teclados, para dar el toque electrónico del disco. Creo que también va a ser una experiencia nueva, no para copiar tal cual el disco de estudio, pero sí para emocionar a la gente con lo máximo posible.

Es una gira con un buen número de fechas. Terminas en Latinoamérica y empiezas en Turquía…

Empezamos en Turquía porque han querido contratarnos por allí, así que estoy muy contenta. Es un buen síntoma de que esto está llegando. No sé si se sumarán también fechas europeas, pero vamos a ir a donde nos quieran.

Un hogar no es lo que había dentro sino quién lo habitaba

Antes has dicho que te emocionas escuchando el audio de tu abuela que hay en un hogar. Esta canción hace referencia directa a lo que ocurrió en tu isla con el volcán. En su día hablamos un poco de esto porque estaba aún activo y era un momento doloroso para ti. Cuéntame ahora el balance que hace la gente de La Palma y tú misma de todo aquello. ¿De qué manera os ha cambiado?, ¿qué aprendizaje habéis obtenido de un drama como ese?

Tampoco quiero hablar por los palmeros porque me da un poco de miedo. Soy una persona a la que le suelen dar un altavoz y no quiero hablar por nadie. Al final hablo de una misma y de mi familia. Pero bueno, hemos sacado el valor de lo importante, de la salud, de intentar quitarle importancia a lo material. Es triste, más que por los cimientos, el techo y las paredes de una casa, por los recuerdos que quedan dentro. Mi abuela se ha quedado sin las fotos de sus padres y cosas así, es la pérdida de algo que no va a volver nunca más y no hay forma de replicarlo. Pero te quedas con que, a pesar de todo, un hogar no es lo que había dentro sino quién lo habitaba.

Yo intentaba que fuera una canción para buscar el lado positivo, pero dentro de la comprensión y el respeto porque, de alguna forma, soy parte de esas víctimas, de esas personas que han perdido parte de lo suyo.

En costura hablas de silencio, de no callarse y dices: «se me quita el sueño y la ternura». Es una canción algo más reivindicativa que el resto del disco y dejas un poco de lado esa ternura para alzar la voz.

Sí, es que este disco es ese equilibrio entre lo híper tierno y también la densidad que llevo dentro. Era una faceta mía que no había puesto encima de la mesa. La canción es casi a capella, sólo con percusión, y habla de lo femenino. A mí es que me gusta reivindicar la ternura, pero que no se utilice que sea tierna para ir en mi contra. Esa es la segunda cara que quiero enseñar a la gente: «No jueguen conmigo, no jueguen con lo femenino, con las que estamos empezando, con las aprendices». Creo que es una de mis canciones favoritas del disco porque es una canción dedicada a lo femenino, como hice con guerrera en el EP, pero con un poco más de agresividad, que también hace falta en estos tiempos.

Sobre el disco, además de la canción poquito, me da la impresión de que planea un sentimiento también de disfrutar de las pequeñas cosas, de valorarlas. Es un poco también la enseñanza que transmite un hogar. Al final, en estos tiempos de querer acumular, parece que hace falta un poco de eso.

Es eso, el priorizar y revalorar las cosas importantes. Al final te das cuenta que esas cosas importantes son poquita cosa, en una relación, en la vida misma… y también la reivindicación de que, como es tan poquito, al menos que esté bien y me haga feliz. Es una canción también al desamor y esa parte de «me he dado cuenta de que tampoco necesito demasiado».

Y enlazo esto con techo y paredes que habla de echar de menos desde un lado diferente, desde el no conformarse y emprender un camino distinto, que lo demás puede esperar.

Es una canción que yo compuse por mi hermana gemela, que el año pasado se fue de España y me separé de ella. Ha tenido que emigrar por trabajo y es esa forma de decirle que «quien nació semilla, que no se conforme con techo y paredes». También decirle que el techo y paredes también tienen sus desventajas. Y ese campo es el valorar las expectativas, la ilusión que tiene alguien, pero que si el camino va un poquito más lento y si hay piedras por el medio, el campo va a esperar. Que el sueño y la ilusión de una sea lo que mueve las cosas, aunque en ese camino también pueda haber melancolía, tristeza y momentos malos.

Para terminar quería hablar del mensaje de costumbre. Esta canción me ha hecho reflexionar mucho porque en realidad ¿cuántas veces actuamos de determinada manera sólo porque eso es lo esperable o la costumbre? Sobre todo parece que nos resignamos a muchas cosas malas que nos pasan individualmente o como sociedad únicamente porque «las cosas siempre han sido así».

Es una canción que, de alguna forma, me salió un poco de despecho. También me gusta mutar las canciones, para no hacerlas tan literales. Podría haber hecho una canción literalmente de despecho, pero escogí las palabras correctas para que significara más que eso. Así que creo que esta canción también habla de criticar la situación que vives, la realidad o actitudes que ves alrededor tuya, para poner los límites. Es un poco una manera de criticar algunas de esas costumbres, lo que se acepta y lo que no.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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