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Crónica del Primavera Sound Barcelona (Parc del Fòrum, 2024)

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Segunda jornada. Viernes 31 de mayo

Ferran Palau

Llegamos antes de la hora en que comenzaba a tocar Ferran Palau, un artista minimalista pop de Cataluña, y nos encontramos con una enorme cola de gente esperando para entrar a la zona y asegurarse un lugar en primera fila para el concierto de Lana del Rey, que se presentaría en el mismo escenario unas horas después. A pesar de la espera y la expectativa por Lana, el músico catalán logró encandilar al público laner (como él mismo los bautizó) con su música onírica y suave, creando una atmósfera de buen ambiente y conexión con sus canciones.

El 23 de mayo, Ferran Palau lanzó su nuevo álbum, Plora aquí, del cual pudimos disfrutar algunas canciones bajo el sol de la tarde. Pudimos cantar suavemente El meu lament: «I quan tu ja no aguantis més / Doncs que respirin els altres». Su capacidad para transmitir emociones a través de melodías que abrazan y letras introspectivas logró llegar incluso al público inesperado. El catalán, con su estilo característico, demostró que puede captar la atención de un público diverso y crear un vínculo especial con sus oyentes. Su actuación nos muestra su habilidad para convertir cualquier espacio en un lugar íntimo y acogedor a través de su música.

Ethel Cain

Sin ninguna duda, Ethel Cain es uno de los nombres más importantes que ha salido del indie de Estados Unidos en los últimos años, cautivando a una gran cantidad de seguidores con su voz etérea y su estilo único que mezcla elementos de folk, dream pop y gótico sureño. Su disco Preacher’s Daughter, una obra que se mueve entre la autobiografía, la tradición literaria norteamericana y el terror religioso, nos ha dado un vistazo a su capacidad para contar historias profundas y personales a través de la música. Así que, cuando el Primavera Sound Barcelona la confirmó, supimos al instante que no dudaríamos en asistir a su directo y ser bautizados por ella.

Con el sol aún brillando fuerte sobre el cielo de Barcelona, Ethel Cain —con una camiseta en la que se podía leer claramente «Free Palestine»— y la banda que la acompañaba ocuparon el escenario Santander para convertirlo en su propia iglesia. Con un ritmo lento, ideal para entrar en modo introspectivo, fuimos testigos de los recuerdos y sentimientos más profundos de la cantante. Y no podíamos evitar emocionarnos con ellos a cada momento. Fue diseccionando algunas de las canciones más conocidas del Preacher’s Daughter, como Sun Bleached Flies, Gibson Girl o su magnífica canción emblema, American Teenager. También A House in Nebraska, pieza que derramó varias lágrimas y que el público recitó junto a la cantante. La voz de Ethel Cain, a veces frágil y otras poderosa, nos llevó por un viaje emocional que dejó a todos los presentes con una cálida sensación de haber compartido algo íntimo y especial. Incluso nos sorprendió con una canción nueva: I Keep the Angel.

Troye Sivan

La expectación por ver a Troye Sivan en el Primavera Sound era palpable. Para muchos, Rush fue la canción del verano pasado y su último disco, Something to Give Each Other, el del pasado otoño, cuando queríamos tener la sensación de que volvía a ser verano. Si con su anterior trabajo, Bloom, vivíamos el coming-of-age de un artista queer, en su último somos testigos de la liberación definitiva de este enfant terrible sudafricano-australiano, un álbum vital y embriagador que condensa alegría, tristeza y lujuria entre beats de house noventero. Eso era lo que esperábamos encontrarnos en su concierto y así fue.

Troye Sivan nos presentó una propuesta de concierto digna de una estrella del pop de primera fila: con un equipo de bailarines, coreografías en las que él mismo participaba mientras cantaba, distintos actos, cambios de vestuario… Posiblemente pocos adjetivos definen mejor el actual directo de Troye Sivan que HOT —sí, en mayúsculas—. El mismo cantante comentó en medio del concierto que se trataba de una celebración de las relaciones entre personas, ya sea de pareja, de amistad o, especialmente, las físicas, el sexo, el erotismo. Y eso era palpable en todo momento: bailarines con poca ropa, coreografías que referenciaban al sexo constantemente, una cama —solamente en uno de los actos— en medio del escenario… Incluso el olor a popper que te llegaba por un lado u otro entre el público.

A lo largo de la actuación, Troye Sivan demostró su habilidad para conectar con la audiencia, ya fuera con canciones más animadas como Honey o What’s the Time Where You Are? o con baladas más tranquilas como One Of Your Girls, las tres de su último disco, Something to Give Each Other. No faltaron tampoco algunos de sus hits de su álbum anterior, como My My My! o Dance to This. Incluso se atrevió con su reciente colaboración con Ariana Grande, Supernatural, antes de que ella misma la haya interpretado nunca en vivo. Y tuvo de invitado a su velada a Guitarricadelafuente para interpretar juntos In My Room. Todo se culminó con una explosión de energía con Rush, con Troye Sivan y su equipo de bailarines realizando la icónica coreografía del videoclip. La guinda del pastel de un gran concierto pop que dejó una sensación de euforia y satisfacción entre los asistentes.

BADBADNOTGOOD

La banda instrumental BADBADNOTGOOD, de Toronto, Canadá, formada en 2010 por Chester Hansen al bajo, Matthew Tavares en el teclado y Alexander Sowinski a la batería, nos deleitó mientras se ponía el sol en el escenario Cupra. Su destreza en el jazz, combinada con una perspectiva de producción de hip hop, ha sido clave para sus colaboraciones con artistas como Tyler, The Creator, Daniel Caesar, Mick Jenkins, Kendrick Lamar, Ghostface Killah, Charlotte Day Wilson y MF DOOM.

Su popularidad reciente se entiende gracias a la viralización de sus temas en varias redes sociales y su actuación en el escenario Cupra confirmó que el jazz también tiene su lugar en los festivales, cautivando a la audiencia con su propuesta única y contemporánea.

Lana del Rey

La reina del Hollywood sadcore, Lana del Rey, era sin duda uno de los platos fuertes del festival. Con su estilo inconfundible y su voz seductora, Lana ha construido un imperio musical basado en la nostalgia y la melancolía. Desde que su nombre se popularizase rápidamente con la publicación de Born to Die, por el 2012, la artista de Nueva York no ha parado, publicando hasta siete álbumes de estudio en diez años. Pero no solo hablamos de cantidad, sino que cada uno de ellos ha recibido grandes críticas, postulando a Lana del Rey como una de las mejores letristas en lo que llevamos de siglo; un claro ejemplo de ello es el magnífico Did You Know That There’s a Tunnel Under Ocean Blvd que publicó hace un año. Había mucha expectativa para este concierto y se notó en la gran cantidad de gente que se acercó al escenario Estrella Damm para verla —posiblemente el directo con más público de esta edición del Primavera Sound—.

Pero satisfacer estas ansias de ver en persona a Lana del Rey tardaron más de lo esperado en llegar, debido a que la cantante —como ya ha ocurrido en otras ocasiones— empezó tarde, concretamente unos veinte minutos. Toda la puesta en escena, incluyendo los decorados, el vestuario y las propias interpretaciones de las bailarinas, parecían sacados de El gran Gatsby, con esa estética del Hollywood clásico a los que nos tiene acostumbrados la norteamericana; y ella, la gran protagonista, la maestra de ceremonias del cóctel en el que estábamos a punto de ser partícipes. Con unos acordes sonando a modo de introducción, poco a poco el escenario se fue llenando —músicos, bailarinas y tres maravillosas coristas— y, al final, Lana del Rey, con todo el público enloqueciendo.

Más que presentar su último disco, musicalmente el concierto fue un repaso a la trayectoria de la artista, viajando por gran parte de su discografía. El álbum que tuvo más protagonismo fue ese Born to Die con el que muchos la conocimos y nos enamoramos de ella al instante, obviamente no faltaron los icónicos Summertime Sadness, Video Games y Born to Die. La otra incursión más grande fue en su último trabajo, con la canción que le da el título a este, Did you know that there’s a tunnel under Ocean Blvd, así como The Grants y A&W —esta una versión más corta ya que no tenía tiempo debido al retraso—. Sí que es verdad que en varias ocasiones Lana del Rey no cantaba partes de las canciones, pero era el público quien tomaba el relevo y las cantaba a pleno pulmón —sí, se las sabían todas—. Quizás si uno veía el concierto desde lejos, eso se vivía distinto, pero estando dentro del público era complicado no contagiarse de toda la fascinación y fuerza de miles de personas cantando al unísono esos temas con los que te has emocionado tantas veces a lo largo de los últimos años.

Ninguna duda de que lo que vivimos en el concierto de Lana del Rey en el Primavera Sound fue su canonización como, prácticamente, una diosa por parte del público. Solo su presencia y el poder compartir en vivo esa música con la que tanto han empatizado sus seguidores, era suficiente para convertir ese momento en una experiencia única y personal. Cerrando con Young and Beautiful —pieza que justamente forma parte de la banda sonora de El gran Gatsby—, Lana del Rey demostró que a día de hoy prácticamente ninguna artista pop mezcla el romance trágico, el glamour y la melancolía como ella. Eso sí, con el concierto ya terminado, la cantante bajó y se acercó a primera fila para dedicar un tiempo a charlar, firmar, hacerse fotos —e incluso abrazarse— con sus seguidores.

Hannah Diamond

El concierto de Hannah Diamond en el escenario Steve Albini fue una celebración vibrante del hyperpop. Desde el primer acorde de Poster Girl, la energía en el ambiente fue palpable. Hannah, siempre vanguardista, nos llevó a través de sus grandes éxitos y más. Nos empalagó de la mejor forma con cada canción, con temas como Staring at the Ceiling y Impossible.

El momento álgido llegó con la aparición de Namasenda, quien se unió a Hannah para interpretar Donuts y Steel. El concierto culminó con el clímax de Concrete Angel. Hannah Diamond demostró por qué su música trasciende etiquetas y modas, ofreciendo una experiencia única y memorable para los amantes del pop.

The National

Fuimos rápidamente al escenario Santander, donde había comenzado el concierto de The National. Llegamos justo cuando empezaba a sonar Bloodbuzz Ohio, una de sus canciones más icónicas. The National, banda estadounidense formada en 1999, está compuesta por Matt Berninger en la voz, los gemelos Aaron y Bryce Dessner en guitarra y piano, y los hermanos Scott y Bryan Devendorf en bajo y batería, respectivamente. Esta es la quinta vez que actúan en el Primavera Sound desde el 2011, consolidándose como un grupo líder en el género indie rock.

La profunda y melancólica voz de Matt Berninger nos acompañó a lo largo del concierto con éxitos como I Need My Girl y Fake Empire. Además, la banda presentó nuevos temas de sus dos álbumes lanzados en 2023: First Two Pages of Frankenstein y Laugh Track. Berninger interactuó intensamente con el público, abrazando a los fans y gritando junto a ellos, mostrando su faceta feroz y otra más suave durante las dos horas de actuación. The National es conocido por su lirismo introspectivo y su sonido característico que mezcla elementos de indie rock y post-punk. Han recibido aclamación crítica por su capacidad para capturar la melancolía y la desesperanza a través de su música y así nos hicieron sentir, a la vez que un optimismo esperanzador.

Tirzah

Es complicado decir que no a la propuesta minimalista y experimental de Tirzah, ya que siempre es un soplo de aire fresco en cualquier festival. Lo pudimos comprobar en 2019 en el mismo Primavera Sound y esta vez no quisimos perder la oportunidad de volver a vivirlo. Han pasado ya cinco años desde entonces y en este periodo de tiempo la británica ha publicado dos discos más: Colourgrade y, el año pasado, trip9love…???. En ambos repitiendo el mismo tándem, con Mica Levi, que tan bien funcionó para su primer largo, Devotion. Así que estaban todos los ingredientes para que el recital volviese a ser un éxito.

Durante aproximadamente una hora, Tirzah creó una burbuja sensorial que rodeó a todos los presentes al escenario Plenitude. Como siempre, muy poco le hizo falta: su voz, su música y un par de focos. En este tiempo repasó cada uno de los temas que forman su último disco, trip9love…???. Si no fuese por las pausas que había entre canción y canción, podría dar completamente la sensación de que todo forma parte de un mismo tema, ya que para este disco Tirzah utiliza el mismo ritmo a lo largo de sus once cortes. En el directo esto provocó una sensación hipnótica —y un poco adictiva—, donde cada nota parecía flotar en el aire, sostenida por la suave voz de la cantante y adornada por esos matices del R&B experimental. Era un bucle del que no queríamos salir. Aunque, como pasa con todo, este se rompió y Reach Hi, tema que cierra el primer LP de la británica, Devotion, fue el encargado de devolvernos a la mundanidad.

Barry Can’t Swim

Antes de empezar el concierto de Barry Can’t Swim en el escenario Cupra, se olía cierta expectativa en el aire, sobretodo después de haber escuchado comparaciones que lo ubicaban como «el nuevo Fred again... Joshua Mainnie, el nombre detrás del artista, no decepcionó. La multitud se entregó al ritmo contagioso de su música, transformando el lugar en un mar de cuerpos en movimiento. Barry Can’t Swim, originario de Edimburgo, desde el inicio, nos envolvió e hizo bailar sin parar.

La energía que vivimos esa noche en Cupra fue un gran testimonio del éxito que ha ido cosechando Barry Can’t Swim con su álbum debut, When Will We Land?, disco que publicó el pasado 20 de octubre.

Arca

Hemos tenido la suerte —y el placer— de poder ver varias veces a Arca en directo, y nunca sabes qué podrá pasar. ¿Tocará el piano? ¿Pinchará? ¿Realizará una performance? Cada concierto suyo que hemos visto ha sido distinto y todos nos han fascinado por motivos varios. No éramos los únicos expectantes de lo que nos traería esta vez la artista venezolana, puesto que ya con antelación varios mutantes —así es como se llaman los seguidores de Arca— habían cogido un buen sitio frente al escenario Amazon Music para ver lo más cerca posible a una de las músicas y productoras más innovadoras y emocionantes de la actualidad.

Después de unos visuales y proyecciones distorsionadas —a las que nos tiene acostumbrados— Arca salió al escenario con fuerza cantando KLK, canción de su disco KiCk i en la que colabora Rosalía. A partir de aquí fue una sucesión de hit tras hit que cantaban conjuntamente Arca y todos los asistentes allí reunidos. Ella mandaba allí y, como ya ha hecho en los últimos directos, había venido para disfrutar e interpretar aquellas canciones que le apetecía, ella misma lo contó al público y se veía porque de vez en cuando miraba entre bambalinas y decía «No, esta no, pasa a la siguiente». Si algo está claro que se respira de Arca, así como su música y sus directos, además de energía y creatividad, es libertad. El álbum que más diseccionó fue el ya nombrado KiCk i: Time, Mequetrefe, Machote, Rip the Slit… Pero también, delante de la sorpresa y gran excitación de muchos, retrocedió unos años para interpretar alguno de los temas más icónicos de su álbum homónimo, como Anoche, Desafío o la monumental Reverie.

Arca, siempre en movimiento, interactuaba con el público y no dejaba de dar las gracias por estar allí y el amor que siempre ha recibido por parte de los mutantes. Iba de un lado para otro del escenario, se lo pasaba genial disparando con su pistola de humo —no exageramos, posiblemente la persona que mejor se lo pasaba encima del escenario este Primavera Sound—, se balanceaba en un columpio… La artista no es solo una fuerza de la naturaleza produciendo, sino también encima del escenario. En un momento también dijo que fuese el público el que escogiese una canción, la elegida fue Bruja, una pieza realmente complicada de recitar a la perfección, con Arca olvidándose de algún verso al principio, pero los mutantes solucionándolo cantándolo ellos. Hizo un amago de ponerse a pinchar pero luego volvió delante del escenario diciendo que no, que normalmente se pone detrás de los platos cuando se siente introspectiva, pero que lo estaba disfrutando y prefería seguir cantando.

Uno de los mejores conciertos de este Primavera Sound en el que, el público, no solo pudo disfrutar de algunos de los temas más icónicos de Arca, sino que se estableció una simbiosis perfecta entre artista y sus seguidores que retroalimentó constantemente el disfrute de unos y otros. Una vez más, Arca nos conquistó. Imposible no llamarla mother.

Sega Bodega

Ojalá todas las noches pudiesen acabar con Sega Bodega. El productor, que ha trabajado —y tiene amistad— con gente como Arca, Björk, Caroline Polachek o Blood Orange, domina a la perfección el universo digital y lleva ya unos años creando un pop de ciencia-ficción que ha ido definiendo la realidad tangible de los clubs del presente. Y, pasadas las 4:00 de la madrugada, nada nos apetecía más que gastar las fuerzas que nos quedaban en una pista de baile regentada por Sega Bodega.

El irlandés apareció en escena y se puso en medio de distintas luces que lo rodeaban y, junto con el humo que llenaba el escenario Pull&Bear, creaba una visión onírica que le iba como anillo al dedo a la música de Sega Bodega. El recital empezó por todo lo alto, con Adulter8, un temazo como la copa de un pino de su reciente nuevo álbum, Dennis, que funcionó como una clara declaración de intenciones avisando de todo lo que vendría después y que el ritmo no cesaría. Este último LP fue el protagonista del concierto gracias a canciones como Kepko, Elk Skin, Deer Teeth, Dirt o True. Pero también hubo tiempo de echar la vista atrás hacia su anterior disco, Romeo, con Only Seeing God When I Come, Effeminacy y la preciosa Cicada. Su suave voz, susurrando al micrófono, iba hilando canción a canción mientras los fuertes bajos marcaban las pulsaciones de nuestros movimientos. Y, cuando nos acercábamos al final de la actuación, Sega Bodega nos regaló la presencia de una gran invitada: Eartheater. Juntos hicieron una versión robótica del Fade Into You de Mazzy Star y luego ella cantó Pure Smile Snake Venom, canción producida por el mismo Sega Bodega. La noche no podría haber tenido mejor final.

Avanza de página para seguir leyendo.

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