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Pol Wagner: «Con que haya una sola persona que se sienta menos sola escuchando mis canciones, mi trabajo ya está hecho» (2022)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero

Aunque Pol Wagner es casi un desconocido para gran parte del público, Songs Against Interest (2022), su primer disco de estudio, es uno de esos trabajos que a buen seguro darán mucho que hablar en este año que prácticamente acaba de arrancar. Al menos, una vez escuchado con detenimiento, entrado en el universo de su creador y disfrutado de cada una de las canciones como se merecen, creemos que este disco merece llegar a un gran número de oídos.

Estas doce canciones de poso melancólico y detallista, hablan de sentimientos y estados de ánimo por los que cualquiera de nosotros ha pasado o pasará en algún momento de su vida, por eso resulta fácil conectar con las historias que su autor relata en estos doce temas. De eso trata, al fin y al cabo, la música de Pol Wagner, sus letras y su manera de comunicarse. Y de eso charlamos con él hace unos días, intentando comprender mejor todo lo que ha querido canalizar a través de estas Songs Against Interest. En nuestro encuentro, el artista de Girona se muestra introspectivo, sensato y mucho más divertido de lo que a priori podríamos esperar una vez conocida su música. De esas persona con las que una conversación puede alargarse durante horas debatiendo, analizando y reflexionando de cada tema tratado.

Te empezamos a conocer hace unos meses con Nobody’s Perfect y no sabíamos casi nada de ti previamente. Me gustaría arrancar la entrevista preguntándote cuándo empezó tu interés en la música y en dedicarte a ella.

Siempre me ha gustado mucho la música, pero siempre lo había visto un poco como un sueño. Para mí era una locura intentar dedicarse a la música, aunque en algún momento de mi vida había estado cerca de rozar esa locura. De hecho, el disco antiguo que hay colgado es de un momento en el que pensé durante un tiempo: «a lo mejor me puedo dedicar a esto». Pero bueno, era más jovencito y no tenía el ímpetu necesario ni el cojín de experiencia necesario para creer que lo podía hacer. En cambio, ahora me veo con la capacidad humana y personal de resistir esta experiencia que es exponerte completamente, desnudarte como persona y sacar música. Para mí la música es la manera de expresar lo que llevas dentro y que te resulta difícil sacar de cualquier otra forma.

A finales de 2020, cuando llevábamos unos meses de pandemia y pensábamos que todo iba a ir a mejor, yo cerré la empresa a la que había dedicado casi seis años. Lo hice por la situación del mercado y porque realmente no estaba contento con lo que estaba haciendo y quería hacer otra cosa. Y esa otra cosa es hacer música. A partir de ahí fue todo súper intenso, porque hacía mucho tiempo que no sacaba nada y que no componía por componer, por hacer música como la que a mí me gusta y que la pudiera disfrutar como oyente a la vez que como creador.

Salieron un montón de canciones súper rápido y la producción también fue muy interesante, porque me sirvió para aplicar un montón de cosas que yo había ido trabajando en el mundo audiovisual, haciendo canciones para vídeos y demás. La verdad es que todo ha salido muy de golpe y que yo salgo un poco de la nada [risas].

¿Eres de los que llevan componiendo desde que eras pequeño?

Sí, desde muy pequeñito. Una de las típicas anécdotas que cuenta mi madre va de eso. A mi padre le gustaba mucho el blues y lo escuchaba mucho en casa. Con tres o cuatro años me regalaron un radio cassette Playskool que tenía cinta y un pequeño micro, y tú podías cantar, se grababa y se reproducía. O sea que era como un cuatro pistas, pero de niños [risas]. El caso es que yo decía que había hecho una canción y era yo diciendo en cadencia blues: «Todos los días sale sol, todos los días sale el sol…» [lo canta con esa cadencia]. Así que esa fue mi primera canción [risas].

Una de las canciones que estoy preparando y que no forma parte del álbum, habla de todo esto y de mi relación con las canciones. Yo soy un poco auto reflexivo, la verdad.

Ahora tengo la capacidad de trabajar más duro en la creación musical de lo que lo hacía antes

Has comentado antes que cerraste tu empresa y esa es una de las cosas que más me llamó la atención en la primera nota de prensa que recibí tuya. En ella se hacía mención a que habías decidido apostarlo todo por la música para que dejara de ser un mero hobby. Cuéntame un poco esto.

A toro pasado quizás es más fácil de ver, pero creo que podía haber seguido con la empresa, aunque seguramente todavía estaría sufriendo problemas económicos. La empresa era de producción audiovisual para el sector educativo, y para mí también fue un motivo de acabar con todo el hecho de que, en este momento, cuando más vital me parece la educación a distancia y el crear contenido educativo en vídeo para eso, es un sector que tiene mucho miedo y que no se la juega. Yo me quedé con los ertes en la estacada y comiéndome todos los gastos, sin tener ni un ingreso.

En resumen, que en ese momento vi que eso no me gustaba, porque estaba haciendo más de director de empresa, negociando con los clientes y otras cosas que no eran por lo que yo me había metido en la producción audiovisual. Además, en el momento clave en el que yo tenía mucha fe en el sector, el sector me falló. Creo que lo de dedicarme plenamente a la música ahora lo veo como un cambio muy radical, pero creo que me he ido envalentonando [risas].

Empecé simplemente escribiendo canciones, sin plantearme qué haría más allá. Además lo hice en su expresión más pura, no escribiendo canciones para que le gusten a alguien ni para un público objetivo que quiere determinada música en una determinada escena, sino que lo hice desde la inconsciencia y, a la vez, desde la pureza. Creo que por eso también funcionan, porque son mis canciones, son lo que yo quería hacer en ese momento, sin ningún tipo de filtro. Es un trabajo puro y, en ese sentido, creo que está guay que sea mi trabajo de presentación, porque creo que me representa mucho.

Has hablado antes de aquel disco de 2012 que estaba colgado en YouTube (y ahora también en Spotify). ¿Qué crees que queda ahora de aquel compositor de hace diez años?

Yo creo que mucho, en la forma de vivir la música e incluso en la forma de escribirla. A pesar de que quizá sea más compleja o más madura la música que estoy haciendo ahora, eso también pasa porque yo soy más maduro, he escuchado más música y tengo una mayor capacidad de crear ideas y melodías más complejas. Creo que ahora también tengo la capacidad de trabajar más duro en la creación musical de lo que lo hacía en ese momento. Una de las razones es que, en aquel momento, yo no estaba diagnosticado de déficit de atención y ahora sí, por eso ahora me puedo concentrar y tirar muchas pistas de guitarra, aunque me aburra.

Creo que todo esto es una consecuencia lógica o evolución natural de toda la música que yo hacía en ese momento. Hay cosas graciosas porque en aquel momento mi inglés estaba muy bien, pero todavía no había conocido a mi actual mujer, que es americana. De hecho, hay un par de pronunciaciones en aquellas canciones de 2012 que están mal y que a mi mujer le hacen mucha gracia: «¿de verdad pensabas que esto se decía así?» [risas].

En todo el proceso que origina este disco, hay dos cuestiones importantes, lo primero es todo lo que has contado antes de tu empresa y tu empeño en dedicarte a la música, y por otro lado te conviertes en padre. ¿Cómo encajas todo eso para canalizarlo en forma de canciones?, ¿cómo es tu proceso creativo en un momento en el que te cambia la vida tanto?

Nos enteramos que estábamos embarazados en enero. En ese momento la mitad de las canciones, o estaban encaminadas o estaban ya escritas, pero empiezan a surgir nuevas temáticas relacionadas con el tema de la paternidad, de tu sitio en el mundo cuando traes a otra persona y también tu relación con tus padres. Creo que eso es algo de lo que no se habla lo suficiente, y es que tú ves a tus padres de otra forma cuando tú vas a ser padre o, al menos, entiendes tu relación con ellos de manera distinta. No sé muy bien cómo explicarlo… Es como si tuvieras otra perspectiva u otras gafas para ver todo eso.

Obviamente, hay dos o tres canciones que son para mí muy especiales y que ahora mismo son las que más me representan. Mi hijo ahora tiene cuatro meses, es el centro de mi universo y esas canciones me hacen reflexionar sobre cómo pensaba que sería todo esto, cómo es en realidad… Es muy especial este momento de la vida y sobre todo vivirlo acompañado de las dos criaturas.

Creo que es muy insano ponerse presión y tener expectativas

El disco salió ayer jueves. Un poco a contracorriente, ya que no sale un viernes.

Es una tontería, pero decidí sacarlo un jueves porque ya estaba un poco saturado lo de los viernes. Siempre he pensado que el viernes la gente ya está pensando en el fin de semana y tiene menos tiempo para dedicarle a las redes y a las novedades.

Dime qué expectativas tienes depositadas en este disco. ¿Te autoimpones algún tipo de presión extra?

¿Más? [Risas]. Es muy insano ponerse presión y tener expectativas, al menos a mí eso me ha jodido la mayor parte de mi edad adulta. Bueno, sí que tengo una expectativa que no me puedo quitar, y es que quiero que la gente escuche el disco. Ya está, no quiero más que eso. Me conformo con muy poco como artista… Como persona que tiene que comer quizás quiero otras cosas, pero ya trabajaré duro para que eso suceda. Ahora estoy trabajando duro para que la gente me conozca un poco más, y eso quizás le lleve a escuchar mi música y a conectar con ella. Cuando estaba haciendo el disco trabajaba duro para que el sonido y las canciones fueran lo mejores posible.

Es algo que he tardado toda mi vida en saber dejar de hacer pero precisamente, como me he pegado muchas hostias con el tema de las expectativas y de ponerme metas, pienso ahora así. Es que además, ahora tenemos tanto con lo que compararnos numéricamente que lo único que se consigue con eso es sentirte inferior y desmotivarte. Todos caemos de vez en cuando, pero yo intento no ponerme objetivos porque los objetivos llevan a las comparaciones y las comparaciones llevan a la miseria [risas].

Centrándonos en Songs Against Interest y haciendo referencia al título del álbum, ¿contra qué interés van estas canciones?

Contra el interés mío propio de quedar como alguien con una vida interior muy tranquila y sin ningún tipo de problema en el pasado, o incluso con los retos que tiene mi vida a partir de ahora con lo de la paternidad. En realidad esto viene de un concepto legal anglosajón, que es un «statement against interest». Esto es cuando alguien, en un proceso judicial, ha dicho en algún momento algo que va contra su propio carácter, es decir, que le hace quedar mal de cara a ser culpable o inocente. Por ejemplo, dices en un bar «pues el otro día le robé un bolso a una vieja», vas al juicio y esas declaraciones del bar son fehacientes y es un «statement against interest».

Songs Against Interest es eso. Es: «si no fuera verdad, ¿para qué lo dices?». Es que estas canciones las va a escuchar mi madre, y las letras las va a poder leer cualquiera y va a conocer un poco mis luchas interiores, que es algo que no todos estamos dispuestos a exponer.

Como decíamos al principio, Nobody’s Perfect fue tu carta de presentación. Para alguien que no ha publicado nada y que quiere empezar a darse a conocer, supongo que tomar esta decisión no debe ser fácil. ¿Por qué eliges este tema y qué cualidades crees que tiene que puede servir para presentar tu proyecto?

En la vida hay que ser pragmático y yo lo que hice fue preguntar a la gente con la que había compartido las maquetas y las primeras versiones del disco, para ver qué tema les parecía más guay. Había varias opiniones, pero sí que es cierto que Nobody’s Perfect salía bastantes veces. Además tuve en cuenta eso de que «solo tienes una oportunidad de causar una primera impresión». Es un tema que me salió súper festivalero, súper Beach House, muy para el público indie de la escena nacional, sin quererlo ni ser yo nada de eso. Así que intenté aprovechar eso eligiendo esta canción como primer single.

Es una pena que la producción se esté convirtiendo en un hobby, porque rebaja la calidad de las producciones y las banaliza un poco

La pre-producción es tuya y supongo que esta es una de las características actuales de la música, donde los Home Studios están teniendo un peso cada vez más importante. ¿Qué crees que aporta esto a la industria y al mundo de la música actual?

Ahora voy a ser muy pedante [risas]. Yo te diría que todo esto ya aportó en su momento. Creo que el boom de accesibilidad al procesado de música en ordenadores ya ha pasado. Creo que ahora está habiendo un cambio de paradigma que es más terrorífico y es el hecho de que la producción en sí se convierta en entretenimiento, y que en Navidad la madre del chico adolescente ya no le compra una guitarra y ahora le compra una licencia de Ableton.

Pienso que hay que tener los ojos bien abiertos, para que no nos vendan a los músicos herramientas que sean juguetes. Creo que es en la dirección que vamos. Han conseguido monetizar nuestro tiempo libre en las redes sociales y ahora también lo hacen con un trabajo que es difícil, que tiene un proceso de aprendizaje larguísimo, como es el ser un buen productor. Que esto se esté convirtiendo en un hobby es una pena, porque rebaja la calidad de las producciones y banaliza un poco todo esto.

No quiero parecer elitista, en realidad está muy guay que todo el mundo pueda tener acceso, pero debemos seguir exigiendo unos estándares, debemos seguir exigiendo a los músicos y productores que su música suene bien en el móvil, en los cascos o en unos altavoces de discoteca. Yo por eso estoy estudiando producción musical porque, por mucho que yo tenga unas habilidades y haya estudiado técnico de sonido en su día, sé que a mí me falta mucho para hacer lo que yo quiero hacer en mi casa.

El otro día un profesor mío dijo una cosa muy interesante: «Lo del Trap está muy bien, pero os vais a comer los mocos porque cuando esto lo pongan en una discoteca va a sonar a rayos, no va a tener graves, porque todos los graves están en el grave medio y no hay subgraves». Es que con la compresión es imposible meterlos, es física pura. Al final, deja de existir ese grave que te pega en el pecho, como lo tenía el techno.

Aún así todo esto también abre otras vías importantes como es la monetización de la producción musical como entretenimiento. Por ejemplo, yo haciendo mis maquetas en directo en Twitch. Que tú como audiencia puedas ser parte del proceso creativo y que el proceso creativo en sí sea parte del producto final.

Me he detenido mucho en las letras de las canciones y las he intentado traducir para entender mejor tu manera de escribir. Creo que tienes una capacidad muy interesante para mezclar y entrelazar imágenes cotidianas con reflexiones mucho más profundas. Cuéntame cómo es tu manera de entender la escritura de canciones.

Para mí hay una relación intrínseca entre las dos cosas. Cuando se me ocurre una idea trascendental o súper profunda, normalmente sucede en una conversación con un amigo, mirando fotos antiguas de mi padre, etc. Creo que nuestras vidas son profundamente banales y costumbristas pero, por otro lado, también creo que todos tenemos pensamientos más profundos y trascendentales. Al final, el costumbrismo puro creo que es irreal porque todo el mundo tiene experiencias radicalmente intensas en su vida. Todo el mundo pierde familiares en algún momento de su vida, todo el mundo tiene problemas económicos, psicológicos o físicos… Todo esto son experiencias extremadamente trascendentales y profundas y da igual tu nivel previo de capacidad de reflexión sobre todas ellas, al final te van a afectar igualmente.

¿Podríamos decir que un 50% viene de lo que observas del exterior y el otro 50% de lo que sale de tu interior?

Para mí la escritura tiene que sonar como lo que estoy diciendo, tiene que tener ese ritmo y esa cadencia. Es casi un toc creativo que tengo, que las sílabas tienen que ser esas y si no, me cargo la frase directamente y busco otra idea. Creo que hay una parte de subconsciente y de escritura automática y hay otra de ir puliendo las ideas.

La esperanza es un concepto muy contradictorio. Solo piensas en ella cuando la necesitas

¿De qué dirías que habla este disco a nivel general?

Habla un poco de mí, de mis miedos, de mis inseguridades hacia el futuro, de mis experiencias, de las cosas que me han ocurrido en el pasado y me han marcado de una forma profunda, y de cómo se interrelacionan entre ellas. También habla de cómo, a veces, nos auto-aislamos, nos centramos en el yo y al final, cuando le pones música, te das cuenta de que no todo es tan grave, que se han dicho cosas peores en las canciones. Sin ir más lejos, uno de mis mayores referentes es Elliott Smith y yo soy la alegría de la huerta a su lado [risas].

Es que a veces nos autoimponemos una imagen o mentalidad depresiva y, en realidad, te das cuenta de que no estás tan mal y que la gente conecta con tus canciones. Eso está muy bien porque te das cuenta de que no estás solo. Por otro lado, y esto sí que es una expectativa, con que haya una sola persona que se sienta menos sola escuchando una de mis canciones, mi trabajo ya está hecho.

En general el tono del álbum es más bien melancólico, incluso algo oscuro. Sin embargo, en War hablas, haciendo un paralelismo con el lenguaje bélico, de no levantar la bandera blanca.

En realidad esta canción habla de no rendirse, pero en un contexto un poco diferente. Al final, la guerra es una discusión de pareja. Entonces, el no rendirse es un poco chungo. Todo el disco mama de cosas así. En concreto, War tiene muchas de las mejores frases y momentos líricos de todo el disco.

Creo que es una manera muy acertada de arrancar el álbum.

Como te decía antes, lo bueno de venir de la nada es que no tienes que dar ninguna cancha a nadie, solo tienes que hacer lo que tú quieras. Estoy leyendo un libro que se llama Una historia subversiva de la música, que es súper interesante. Habla de que todos los grandes progresos en la música, desde el 2000 a. C. hasta los trovadores, salen de los esclavos. Bueno, de hecho en Estados Unidos, el blues y otros géneros vienen de ahí también. ¿Y por qué salen de los esclavos? Pues porque ellos no son parte de la sociedad, no tienen expectativas, no tienen objetivos, no tienen miedo a que, por transgredir las normas sociales con su música, les vayan a echar de la sociedad, porque no están en ella. Creo que todo esto es muy interesante.

En Hope te preguntas si hay esperanza. Tratas esto desde un punto de vista muy escéptico, alejado de un falso optimismo.

Es que, ¿cuándo te hace falta la esperanza? Cuando no la tienes. La esperanza es un concepto muy contradictorio. Solo piensas en ella cuando la necesitas. Hope son tres historias y creo que está muy claro de qué van. Es una de las canciones más crudas y menos metafóricas del disco pero, a la vez, es de las más emotivas.

A veces me emociono cantando la tercera estrofa porque está basada en una persona real (Sasha), con la que estuvo hablando mucho tiempo un amigo mío de Girona. Cuando bajaba de su casa la veía delante de un supermercado y él, que es un chico muy sensible, dedicaba cinco minutos de su vida a hablar con ella, sin más. Un día dejó de verla y escribió un texto precioso sobre ello. Sobre su relación con ella a lo largo de los meses y la sensación de que, de un día para otro, desaparece esa persona que estaba tan al límite de la existencia. Entonces, yo le quería dar un poco la vuelta y devolverle la esperanza a mi amigo [a Pol se le humedecen los ojos y se le quiebra la voz de pura emoción contando esta historia].

Pol Wagner

La paternidad también te hace ver de otra manera tu relación con tus padres

Justo ahora que estás hablando de estas emociones, quería mencionar otra canción: Lifeline. ¿La paternidad te ha ayudado a canalizar las emociones a la hora de escribir?

Las canciones están escritas antes de que nazca el niño. Es ese momento en el que te das cuenta de que esto es real y le empiezas a dar mil vueltas a toda tu vida, a tu papel en el mundo… Para mí no solo fue un proceso de pensar en él y de pensar cómo quiero ser yo en esta etapa, sino que también es una reflexión sobre la vida misma. Traer una vida al mundo, al final, te da esa perspectiva de que a ti también te trajeron de la misma manera, y esto tiene unas consecuencias inimaginables.

El tema de la paternidad también me ha ayudado a procesar en parte la muerte de mi padre, que fue en 2015. Creo que, después de eso, puse un poco el pie en el acelerador de la vida y tuve mucha prisa por tirar adelante. A veces necesitas un hostión de la vida para plantearte las cosas. Y en ese momento en el que iba a ser padre, pensaba que mi padre también pasó por eso. Creo que, a partir de esto, tu relación con tus padres la ves de otra manera. Es muy especial, la verdad.

Quiero que nos detengamos también en Trapped. En ella hablas de tener música en la cabeza, amor en el corazón y preguntas en el alma. La pregunta que te hago va en la misma línea, ¿sirve la música y el arte en general para sacar estas cosas al exterior?

La letra tiene un poquito más de desconexión entre ella de lo que parece. Hay un solito de guitarra que es una chorrada pero que, como yo no soy muy bueno tocándola, me costó horrores sacarlo. El caso es que ese solito no me salía tal y como yo lo oía en mi cabeza. El disco estaba terminado, a los cuatro días yo ya entraba en el estudio a grabarlo, y en una noche de insomnio conseguí sacarlo, a las 6 de la mañana. Así que tuve que grabarlo y así salió Trapped.

En esta canción las guitarras son las que yo había grabado en mi casa porque en el estudio no conseguimos el mismo sonido. Al final, la letra habla un poco de eso, de que muchas veces tengo música en mi cabeza que no consigo plasmar, igual que tengo amigos a los que no veo todo lo que quisiera. Como me molaba esa estructura, decidí añadirle una estrofa más, así que pensé que yo soy muy poco religioso y espiritual, por eso decidí darle ese toque de espiritualidad. Para esto pensé en mi cuñado, que es pastor de iglesia en Estados Unidos y yo siempre tengo muchas preguntas para él.

Quería terminar haciendo referencia a algo que has comentado al principio de esta charla. Decías que tú este disco lo has hecho para desnudarte. ¿No da pudor, miedo o vértigo el hecho de llegar a exponerte demasiado?

No me da mucho reparo porque yo vivo así las canciones. Incluso si vas a las canciones más antiguas, aunque hay una cosa quizás más naíf o psicodélica, porque en esa época fumaba muchos porros [risas], sigue habiendo mucho de esto. En las de 2012 hay una canción en la que me despierto por la mañana, cojo la botella del suelo y me enciendo un cigarrillo en la cama. Y esas canciones también las escuchó mi madre [risas].

Pero no es lo mismo decirle a tu madre que fumas muchos porros que decirle que algo no funciona bien en tu interior.

Para mí es catártico hacerlo a través de la música. Yo soy muy introspectivo y muy pesado, pero muchas de las cosas más viscerales y vulnerables del álbum, si lo piensas, no tienen consecuencias más allá. Simplemente las expreso y continúo con mi vida, porque esos sentimientos forman parte de ella. Creo que no va a condicionar mi relación con las personas importantes de mi vida el hecho de que sepan o no que yo tengo esos sentimientos. Pero al final, para mí es más fácil expresar todo esto a través de la música que de cualquier otra manera.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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