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Crónica del Primavera Sound Madrid (Ciudad del Rock de Arganda, 2023)

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Viernes: Al fin, abren las puertas en Arganda para el triunfo de Depeche Mode y Kendrik Lamar

Todavía con las emociones vividas en el concierto de Blur en la cabeza, nos levantamos el viernes mirando la previsión meteorológica y confiando en que la lluvia nos dejase, esta vez sí, disfrutar del festival. Era una noche muy especial, con Depeche Mode presentando su último disco Memento Mori, en su primera gira tras la muerte de Andy Fletcher, o la esperada aparición, que acabaría siendo majestuosa, de Kendrick Lamar en Madrid. También ese trío mágico de la electrónica, formado por Four Tet, Fred Again… y Skrillex, o la mágica teatralidad de Christine and The Queens. Sí, esta vez el tiempo quiso respetarnos y nos permitió disfrutar de la música.

Antes de ponernos con lo musical, comentar que ya habréis leído y escuchado mucho sobre los problemas que hubo en los accesos al recinto de la Ciudad del Rock el viernes, lo que hizo que hubiese que retrasar el comienzo del concierto de Depeche Mode.

Sin embargo, aquí en Crazyminds ya tenemos unos cuantos festivales a nuestras espaldas y decidimos ir pronto al recinto para evitarnos estos problemas y, principalmente, para disfrutar de la música desde el primer momento. Llegamos cuando estaba sonando la delicada música de Japanese Breakfast en el escenario principal. A esa hora de la tarde, sus canciones sonaban como un perfecto aperitivo a lo que estaba por venir. A Michelle Zauner se le veía cómoda sobre el escenario y nos encantó disfrutar, por fin, de sus temas en directo en la capital.

Teníamos ganas de guitarras y de un concierto que nos diese una inyección de energía, y para eso la cita perfecta a esas horas era, sin duda, con The Mars Volta. Pasan los años y Cedric Bixler-Zavala y Omar Rodríguez-López siguen en plena forma, llevando esa fusión de sonidos tan característica entre el rock progresivo y la música latinoamericana que nadie como ellos sabe perfeccionar a un público al que lograron poner en marcha poco a poco.

Al mismo tiempo, nos habían recomendado que nos acercásemos al escenario Plenitude para hacer uno de esos descubrimientos inesperados que a veces te ofrecen los largos carteles de un festival de estas características. Allí, sin conocimiento previo de su música, nos encontramos con los Gabriels y una irresistible mezcla de soul y gospel con bases electrónicas y arreglos de violín.

El carisma y la voz de Jacob Lusk sobre el escenario es indudable, y enseguida quedamos hipnotizados por este concierto del que ya no pudimos movernos hasta el final. Como detalle, Lusk hizo gala de un decente uso del español cuando puso a todo el público allí congregado a cantarle el cumpleaños feliz a la técnico de sonido de la banda, que desde luego, no se esperaba este baño de masas. Su próximo trabajo está a punto de llegar a las tiendas el próximo 7 de julio, y desde luego que es una banda a la que deberemos prestar atención a partir de ahora.

Queríamos tener un buen sitio para ver el retorno apoteósico de Depeche Mode a Madrid en esta nueva etapa, pero nos sorprendió el inesperado retraso en el comienzo del concierto, lo cual trastocó un poco nuestros planes de ruta.

Sin embargo, esperar a Dave Gahan y Martin Gore es siempre una buena razón. Desde luego, no decepcionaron ni lo más mínimo con su música y su actitud sobre el escenario. Aunque en las tomas cercanas que veíamos a través de las pantallas gigantes se hacía evidente el paso del tiempo por ambos artistas, especialmente en el caso de Gore, hay que reconocer que están en plena forma sobre el escenario. ¡Ya nos gustaría mucho ser capaces de movernos por un escenario como hace Gahan a los 60 años y con todo lo que ha vivido a lo largo de su vida!

Las nuevas canciones sonaron perfectamente y demostraron encajar de una forma precisa y natural con el resto del repertorio de la banda, como fue el caso de la preciosa Angels Again. Especialmente emotivo fue el pequeño homenaje que rindieron a Andy Fletcher durante World In My Eyes con una animación de imágenes de su fallecido compañero en las pantallas, y es que su recuerdo estará presente para siempre.

También nos gustó muchísimo ese momento en solitario que siempre protagoniza Martin Gore, cuando se queda a solas en el escenario para interpretar Home. Pelos de punta con este tema realmente precioso. Pero cuando la banda saca mayor partido de su potencia y repertorio, y del auténtico animal escénico que es Dave Gahan, es cuando suena su retahíla de grandes éxitos.

Aun tratándose de un festival, ya sabemos que a los grupos les gusta hacerse rogar y hacer esa pantomima llamada «bises» en los que se van para volver seguidamente y tocar las tres últimas canciones que harán que el público se vaya con un auténtico subidón de su concierto. Por supuesto, a lo largo del concierto sonaron canciones como Everything Counts, Precious, Enjoy the Silence o Walking in My Shoes, pero dejaron una gran triada para el cierre: Just Can’t Get Enough, Personal Jesus, y entre ambas, como nota destacada frente a anteriores giras de la banda, el mayor papel protagonista que ha tomado la magnífica Never Let Me Down Again en el setlist desde que se haya hecho aún más famosa, posiblemente más entre las nuevas generaciones, por su protagonismo en el show de HBO The Last Of Us. Desde luego, si ellos quieren, Depeche Mode tienen cuerda para rato, y esperemos que no haya sido su última visita a nuestro país.

Tras unas leyendas que volvían, otra que nos visitaba por primera vez. La irrupción de Kendrick Lamar en el escenario fue absolutamente espectacular, cantando él solo frente a todo el público, acompañado de una gigantesca lona y, eso así, con unos fuegos artificiales convenientemente lanzados en coordinación con su música y que nos dijeron, desde el primer momento, que él solo se bastaba para hacer suyo el Primavera Sound.

Bastaba con fijarse en el público para ver una de esas situaciones tan variopintas que nos puede ofrecer un festival, donde se juntaba un público de edad algo más avanzada que había venido a ver a Depeche Mode con otro mucho más joven que tenía ganas de ver al de California. El suyo fue un concierto absolutamente rotundo, demostrando por qué es una de las grandes figuras del hip hop y y dejando a todos con la impresión de que habían visto un pedazo de historia en el recinto de Arganda.

Al mismo tiempo, aquellos que prefirieron optar por un menú más basado en las guitarras potentes y el punk de toda la vida, tenían la opción de Bad Religion en el escenario Cupra. Los años no pasan en balde, pero dicen que viejos rockeros nunca mueren, y el grupo liderado por Greg Graffin sigue dando lecciones de intensidad allá por donde pasa, y no hacia falta más que mirar al público y los pogos que se formaron para demostrar que siguen conservando su toque.

Poco después, en el escenario Amazon Music, se produjo una de las actuaciones más mágicas e inolvidables de esta edición. Christine and The Queens no tiene solamente una voz absolutamente magnífica, sino que también goza de un magnetismo inigualable sobre el escenario. Toda su actuación trascendió lo puramente musical, convirtiéndose en una representación teatral en la que se intercalaba música con monólogos, con interpretación de diferentes roles, y un dominio de la danza y el movimiento de su propio cuerpo que nos tuvo boquiabiertos durante toda su actuación. Después de su directo, tengo muchísimas más ganas de devorar su nuevo disco recién publicado.

Para los amantes de la electrónica, se produjo un trío de conciertos absolutamente imprescindibles, ya que pudieran encadenar las actuaciones de Four Tet, Fred Again y Skrillex, quienes congregaron algunas de las masas de público más grandes del festival e hicieron que el fin de fiesta fuese inolvidable.

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