Viernes día 12 de agosto
A medida que se acerca el fin de semana, la población del festival aumenta considerablemente, lo que implica que se hace complicado entrar a la Plaza del Trigo. Es un mal endémico de este festival, todos queremos estar en ese mágico lugar, pero la capacidad es la que hay y a veces toca alejarse un poco.
Nuestra elección eran Ginebras, y es que tenemos auténtica debilidad por ellas. Su frescura y su espontaneidad las hace únicas, y sobre todo ver la pasión que destilan por lo que hacen. Maravilloso cantar sus hits como Crystal Fighters, Chico Pum o 6 AM, entre otras muchas, pero siempre emociona escuchar nuestras favoritas. Increíble ver cómo han crecido estas chicas, a base de trabajo duro. Orgullo es poco.
Se acerca la hora del concierto sorpresa, empiezan a correr los rumores. El Sonorama es el vórtice de la rumología y nos encanta las ideas kafkianas que a veces nos llegan. Por suerte y para nuestra alegría, eran La Habitación Roja, una de las bandas más queridas del panorama musical y apreciadas por el público del festival.
En esta ocasión, nos brindaron un concierto de grandes éxitos, motivado por su aniversario como banda y aprovechando el cumpleaños del festival. ¿Resultado? Una hora larga de sus canciones más célebres como La segunda oportunidad, Ayer, o Patria. Está claro que su espíritu concuerda a la perfección con el del festival y se notó la extrema conexión con el público. Es tan bonito y tan gratificante disfrutar de esta simbiosis. Fue precioso estar ahí.
Llega la hora de volver al recinto y esta vez lo hacemos con una propuesta inusual, pero el Sonorama también trata de sorprender con su cartel, aunque sea en las segundas filas.
Y por ello, nos dejamos llevar por Emir Kusturica y su banda, que son toda una fiesta. La verdad es que es espectáculo vivirlo en directo, diversión a raudales, aunque no entendamos nada. Al final, la música derriba fronteras y prejuicios, nos hace de nexo de unión entre culturas. Y nos encantan que se acerquen estas ideas a los festivales, nos hace falta a todos estos tipos de vivencias para un mundo mejor.
Era el turno de uno de los platos fuertes del festival, y no lo digo yo. Está claro que para Shinova, era la oportunidad de brillar con luz propia. Se daban todas características para que la noche les saliera favorable: Escenario principal, un público de viernes rebosando ganas, horario perfecto.
Y ahí saltaron Gabriel de la Rosa y los suyos, como auténticos torbellinos. Definitivamente en directo son todo energía y arrojo, no dejando nada en el tintero ni tampoco a la improvisación. Era su noche y así lo hicieron notar, y es que las tablas del Sonorama tienen ese efecto consagrador. Un sinfín de hits cerrando con Te debo una canción, una de sus mejores creaciones.
Está claro que tienen mucha madera que quemar en directo y todos los ingredientes para una carrera meteórica, y, sobre todo, se sienten cómodos en dicha posición. Seguirán dando que hablar y la noche del viernes será recordada, especialmente por ellos.
Aprovechando la caída de la noche, nos fuimos a ver a The Excitements, formación de soul afincada en Barcelona. Kissia y su banda nos revivieron clásicos del jazz, interpretados bajo su criterio, con una mirada renovada. Como amante del jazz, diré que fue una auténtica delicia.
Era el turno para de las citas más esperadas, al menos por el fandom. Izal se retira de la escena, al menos por un tiempo indeterminado, y están dando los últimos coletazos de la gira de despedida. Y ahí estaban sus seguidores, divididos entre la pena y la emoción de ver a su banda de cabecera en sus últimas ocasiones. Me pregunto, ¿Volverán a juntarse? Digo sí.
Mientras que Nil Moliner contagiaba con su alegría vibrante y de líneas buen rollistas, nos preparábamos para ver Dancetería. Este proyecto, coliderado por Varry Brava y Miss Caffeina, mezcla lo bueno de ambas formaciones, y sobre todo ver su complicidad en el escenario es una maravilla. Por más bandas cooperando y no poniéndose la zancadilla ¡Por favor!
Nos encantó disfrutar de canciones como Satánica, Mira como vuelo, o Cola de pez. Destilan magia y ha quedado un espectáculo apto para las noches más gamberras. Nos voló la cabeza.
Y siempre cuesta irse del recinto, pero esta vez lo hicimos bailando al son del Elyella DJ’s, que son éxito asegurado. Siempre brillantes.
