Organizar un macrofestival de 3 días, en el que esperas entre 50.000 y 70.000 personas al día, y más con el escrutinio continuo al que, por diversas circunstancias, siempre se ha visto sometido el Mad Cool Festival es un reto gigantesco. Si, además, te ves obligado a estrenar un nuevo recinto absolutamente nuevo y que hasta hace poco más de un mes era poco más que un páramo entre el Polígono Marconi, la M-45 y el Estadio del Getafe, la aventura se hace aún más complicada, o al menos interesante.
Mad Cool 2023 se presentaba con muchos interrogantes, y pocos de ellos tenían que ver con lo musical, ya que una vez más el cartel era absolutamente magnífico, con una interesante mezcla de grandes figuras y nuevos talentos, estilos clásicos y novedosos, artistas mainstream y otros menos conocidos. Sin embargo, el hecho de que hasta hace unas semanas no se tuviese apenas información del nuevo recinto y, sobre todo, del plan de movilidad, había puesto nervioso a más de uno.
Gracias a las comunicaciones de las últimas semanas, y en nuestro caso, a una visita previa para prensa acreditada en la que nos mostraron todos los secretos del recinto y que pudisteis ver en nuestro Instagram, la organización fue resolviendo nuestras dudas, como en el caso del bastante bien planteado sistema de movilidad, pero también empezaron a plantearse ciertos interrogantes o potenciales problemas que, después, se confirmaron como tales. Y es que sí, uno de los temas por el que más preguntamos la prensa durante esta visita previa fue la ubicación de los baños, esa macro-zona en mitad del recinto que tan congestionada, por usar un término amable, ha estado por momentos. Pero en esos detalles entraremos al final, cuando hagamos una valoración de lo mejor y lo peor del festival.
Vayamos, en primer lugar, a aquello que siempre debe ser lo primero en un festival: la música. Arrancamos el viaje musical por Mad Cool 2023…
Fotografías: Alex García-Cantarero y Mad Cool (varios fotógrafos)
