InicioConciertosCrónica de Mad Cool (Recinto Iberdrola Music, Madrid, 2023)

Crónica de Mad Cool (Recinto Iberdrola Music, Madrid, 2023)

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Lo Mejor y Lo Peor de Mad Cool 2023

Aunque la música sea lo más importante de un festival, hay muchos factores que tener en cuenta para denominar si un evento que reúne entre 50.000 y 70.000 personas al día se puede considerar un éxito o un fracaso. Después de haber visto cómo ha sido el aspecto musical, vamos a intentar valorar todos esos factores de los que tanto se ha hablado estos días en Mad Cool.

El recinto

El nuevo recinto es grande, de proporciones más cuadradas que el anterior, pero a pesar de que cuenta con más superficie, la sensación no es de mayor amplitud. Quizá debería pensarse mejor la distribución de los espacios, sobre todo de aquellos que no aportan precisamente al aspecto musical que siempre ha de ser protagonista en un festival.

El mayor problema, sin duda alguna, ha sido la ubicación de los baños en pleno centro del recinto. Lógicamente, el momento en el que más personas deciden hacer uso de los baños es tras la finalización de los conciertos principales, para dirigirse a continuación a otro de los escenarios. Si en vez de repartirlos por todo el recinto los pones todos juntos, como así ha sido, lo único que logras es que se produzcan auténticos embotellamientos para acceder y salir de los mismos. En algunos momentos, especialmente el sábado, ha sido imposible utilizarlos y salir de estas grandes masas de gente, que en algún momento han llegado a ser incluso peligrosas, ya que no había posibilidad de salir ni moverse.

Tampoco parece muy acertada la ubicación de los stands de los patrocinadores, colocados muy cerca de estos baños e impidiendo una movilidad fluida entre los dos escenarios principales y el escenario tres, que siempre atraía una afluencia de público importante, lo que hacía que en algunos momentos hubiese una saturación máxima en esa zona. Entendemos que la presencia de patrocinadores es necesaria para la pervivencia de un festival, pero eso no debería impedir el flujo adecuado de las personas por el recinto.

La movilidad

Desde luego, era uno de los puntos de los que más se había hablado antes de que arrancase Mad Cool 2023, y es que era una auténtica incógnita. Como habéis podido ver en la crónica, hemos probado distintas formas de llegar y salir del festival, y en todas no hemos tenido problema alguno, con lo cual creemos que en este aspecto, la nota sido de notable alto. El metro ha funcionado perfectamente, y a pesar de tener que hacer una caminata desde la estación hasta Villaverde Alto y viceversa, es perfectamente asumible en 15 o 20 minutos. Además, las comunicaciones con el centro de Madrid ha sido muy buenas, permitiendo varias paradas en la línea 3 llegando hasta Sol. Las lanzaderas también han sido puntuales y rápidas, con lo cual se han presentado diferentes alternativas para el que no quisiese gastar su dinero en taxis o VTCs.

Para aquellos que han optado por usar su vehículo privado, también ha sido posible aparcar sin problema en las cercanías y acceder al recinto rápidamente, gracias a la adaptación de algunos carriles de las vías cercanas, convirtiéndolos temporalmente en peatonales, con lo cual también ha sido una opción válida. Una vez más, se han producido quejas y episodios de precios abusivos con los VTCs con la excusa de la alta demanda, pero ese es un problema o una cuestión que merece un debate mucho más amplio y que no corresponde solucionar a Mad Cool.

La calidad del sonido

Al igual que muchas veces se han criticado aspectos organizativos de Mad Cool, hay uno que se lleva repitiendo como una ventaja desde que arrancó, y es que la calidad del sonido siempre es muy alta. Sin embargo, en esta edición me ha llamado la atención que, en ocasiones, el volumen de los escenarios ha sido más bajo del adecuado. Posiblemente, esas tensiones con las asociaciones vecinales de la zona de las que tanto hemos leído en las últimas semanas, han llevado a la organización a tomar una posición conservadora e intentar no superar un nivel de decibelios que pueda traducirse en denuncias ante las autoridades municipales que pongan en riesgo la celebración del festival, especialmente ahora que parece que se apuesta decididamente por este recinto de cara a futuras ocasiones.

Los patrocinadores

Como decíamos antes, entendemos que no existirían los festivales sin los patrocinadores, pero a lo mejor habría que plantearse la ubicación de los stands de los mismos. En este festival, han supuesto más una molestia que una atracción, ya que impedían un correcto flujo de las personas entre los escenarios y los baños, en una zona en la que permitían un estrecho paso. Además, son pocas las propuestas que ofrecen un valor añadido al público, aunque hay que reconocer que esta vez sí hemos tenido un buen ejemplo, como decíamos al principio, con una de las marcas que ha decidido regalar crema solar gratuita a todo aquel que quisiese protegerse del sol. Zona de patrocinadores, evidentemente sí, pero donde no moleste e impida que el festival funcione correctamente.

El aforo

Mientras que jueves y viernes todo transcurrió a la perfección, podías moverte por el recinto, ir de un escenario a otro y ver a los cabezas de cartel a distancias razonables, todo aquello cambió a peor el sábado, recordando a aquel Mad Cool de 2018 donde el aforo se les fue de las manos. Una cosa es lograr un sold out y otra que la experiencia del público sea no poderse mover con normalidad, e incluso vivir momentos de absoluta incomodidad. Habrá que ajustar el máximo de personas admisible de cara al año que viene, ya no solo por comodidad sino por seguridad.

Seguro que la organización aprenderá y mejorará para el año que viene. Ya contamos los días para Mad Cool 2024.

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