InicioConciertosCrónica de shego en Madrid (Sala La Paqui, 2023)

Crónica de shego en Madrid (Sala La Paqui, 2023)

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El Ochoymedio siempre fue, es y seguirá siendo un templo, una de las mecas que conforman el circuito de salas del panorama nacional. Poco importa que ahora se llame La Paqui. Más de un año después y sigue chirriando. Suena casposo. Un poco como el cuñao de turno que tiene cero unidades de gracia. Menos mal que la esencia, la magia que ocurre dentro, sigue intacta.

Este pasado sábado, las shego dieron un concierto que pasó como un huracán por la sala. Arrasaron. Consiguen conectar con el público de una manera tan natural que parece que sobre el escenario están unas amigas que conoces de toda la vida. Su carisma es descomunal y eso solo tiene una traducción: cada uno de sus bolos es épico. Este de Madrid no iba a ser menos, jugaban en casa y se notó.

Poco importó que los horarios no se respetasen. Las Petunias salieron media hora más tarde y nadie pareció darse cuenta. Tres tías que bien podían haber sido el plato fuerte de la noche. Natalia, Elsa y Cecilia conquistaron con su tontipop quinqui. El aplauso fue unánime desde el primer tema, Jowar guolobitch, con el que invitaron a largarse a toda persona que escuchara a Ed Sheeran. Lo macarra por bandera, siempre. Además de presentar su EP Nunca no he llorado (ternura, 2023), tocaron un par de temas inéditos, entre los que sorprendió uno especialmente ácido contra la Universidad Complutense de Madrid. La totalidad de la sala se contagió de la energía de esta banda emergente que promete dar que hablar.

Las modernas y las lesbianas, público mayoritario (las propias shego lo dicen), sabían que lo mejor estaba por llegar y se entretuvieron cantando el hilo musical. Lusillón, Jimena Amarillo o Samuraï hicieron amena la tardanza.

A las 21:36, con el fundido a negro, empezaron a sonar unos acordes inconfundibles: Suavemente de Elvis Crespo. El delirio colectivo estalló y no había vuelta atrás. Maite, Charlotte, Raquel y Aroa recibieron la primera ovación de la noche, bastante prolongada, sin haber saludado siquiera. Todo gracias al inmenso hype que las protagonistas habían generado alrededor de esa noche.

Empezaron a tocar y hubo un poco de desconcierto. Nadie reconocía la melodía y no era otra cosa que una canción inédita. A partir de ahí, fue un no parar. shego habían prometido ir con todo y al tocar oh boi, su canción más escuchada, en segundo lugar, se metieron al público en el bolsillo. Luego, entre covers flow 2000 (Con mis manos de Bebe, y Pobre Diabla de Don Omar) y un repaso por sus primeros temas, defendieron SUERTE, CHICA (Ernie Records, 2023), primer LP de la banda. Si ya las grabaciones son espectaculares, la fuerza del directo las eleva a otro nivel.

Entre medias, hubo muchos problemas técnicos. Que si los instrumentos estaban demasiado bajos, luego altos, que si a Charlotte se le rompe el dial… Reconocieron que estaba siendo un día complicado. Lejos de enfadarse, el público las arropó todo el rato. 

Además de una sala que parecía haber colgado el sold out, entregada y como una olla a presión (metafórica y literalmente, el calor era horrible), shego también estuvieron muy bien acompañadas encima del escenario. Las Petunias volvieron para cantar uno de sus temas, sezar blue, y la complicidad entre las siete fue magnética. Javi, de interrogación amor, subió en vómito. El estribillo fue uno de los más coreados de la noche y la entrega fue máxima con los versos finales: Quizás tú te pensaste que esto funcionaría / lo siento mucho, baby, esta ya no es más tu piba. También incluyeron besos, colabo incluida en LE CHILL (2020) de Chill Chicos, que no faltaron a la cita. Se echaron de menos a Natalia Lacunza y a Zahara en qué voy a hacer y MERICHANE (REPUTA), respectivamente, pero son “estrellas muy ocupadas”, como dijo Maite.

Los ánimos estaban por todo lo alto y la traca final no decepcionó. Sin hacerse las interesantes con un bis innecesario, las cuatro siguieron reinando en el escenario para acabar de reventar la sala con LUCKY. El subidón del estribillo se canalizó en varios pogos, que subieron todavía más la temperatura. Hasta Raquel soltó: “maricón, me estoy evaporando”.

A esta le siguió la canción. Pidieron silencio para concentrarse, pero ya había un runrún imparable. Cuando empezó el inconfundible rasgueo de guitarra, la euforia fue máxima. Había llegado el momento más esperado de la noche: Vicente Amor. Es un himno. Punto. La epicidad de cantar en un ambiente seguro, rodeada de personas desconocidas que ya se sienten familia y con Maite y Raquel en la pista, camufladas en un pogo, es una experiencia inolvidable. El Ochoymedio casi se viene abajo cantando “Llámame por mi nombre y cierra la boca / prefiero respeto, no me ofrezcas coca” y el final “Cierra la puta boca / ten cuidado con las pibas / porque estamos todas locas”.

El broche lo puso steak tar tar. Es la mejor canción de su último trabajo y podría haber superado incluso a Vicente Amor. Sin embargo, pusieron un remix –el de LVL1, otra de las invitadas de la noche–, y no acabó de cuajar. Tampoco ayudó que gente de las primeras filas se subiese al escenario, generando un caos momentáneo. Esto no empañó en absoluto el bolo y, con Dancing Queen y una coreografía que las acompaña en esta gira para el momento de la despedida, shego salieron vitoreadas. Fue una noche con un “rollazo de locos”.

AUTOR

Vera Cordeiro Canosa
Vera Cordeiro Canosa
Entusiasta de la música y los libros. Con la cabeza siempre puesta en los días que quedan para irme de concierto. A veces escribo.

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