Tercera jornada. Viernes 12 de julio
Alec Benjamin
Arrancamos la tercera jornada (la menos multitudinaria de todas) acercándonos a ver a Alec Benjamin, un artista al que hemos descubierto de esta forma y cuya propuesta era ideal para iniciar un nuevo día de festival que iría elevando su intensidad con el paso de las horas. El joven artista estadounidense era otro de los que repetía en este festival, tras su presencia en 2022, y lo hacía presentando su último trabajo 12 Notes, de reciente publicación, aunque obviamente, no faltó su aplaudido Let Me Down Slowly.
La propuesta del cantautor es sencilla, austera y de bajas revoluciones, muy en la línea de otros compositores de su generación y apta para todo tipo de oídos. Es cierto que el viernes no fue una jornada memorable en la historia del festival (quizás haya sido el día más flojo de todas las ediciones, aunque eso también va por gustos), por eso no estuvo mal acercarse a otro tipo de actuaciones, con la tranquilidad de descubrir cosas nuevas o dejarse mecer por la suavidad de las melodías de Alec Benjamin y sus sonidos acústicos y orgánicos, por ejemplo.
Javier Decimavilla
Black Pumas
Otra de las bandas a la que teníamos especiales ganas de ver era el dúo formado por Eric Burton (voz) y Adrian Quesada (guitarra), junto al resto de músicos que completan la formación Black Pumas. Su propuesta musical es una de las más interesantes de la actualidad, con una atractiva y embriagadora mezcla de soul, R&B y psicodelia. La banda de Austin, con solo dos álbumes en el mercado, demostraron que su techo aún está por llegar. La maestría de Quesada a las seis cuerdas y el despliegue vocal y el carisma de Burton, hacen que su directo sea poderoso y muy excitante.
Con un set en el que recorrieron los temas más importantes de sus dos discos y que cerraron con la maravillosa e imprescindible Colors, Black Pumas cumplieron todas las expectativas y pusieron en órbita a un público con ganas de disfrutar y dejarse atrapar por el magnetismo del cantante del grupo. La interacción de Eric Burton con los asistentes fue total desde el primer minuto, bajando con ellos, derrochando energía y sintiéndose fuerte en las tablas. El indudable carisma que atesora es otra de las grandes bazas de una banda que aún tiene mucho que decir.
Javier Decimavilla
Depresión Sonora
A pesar de ser uno de los escenarios pequeños del festival, el espacio estaba repleto de gente, en su mayoría seguidores de Markusiano y su banda. Salieron al escenario unos 10 minuts más tarde de lo previsto, de nuevo según su cantante por temas organizativos ajenos a ellos.
El de Vallecas ha conseguido en tan solo cuatro años ser una referencia del panorama actual musical no solo a nivel nacional sino también en Sudamérica y Estados Unidos, donde empieza a ser muy conocido e incluso ha participado en el festival de Coachella. A pesar del escenario y los solapamientos, fuimos muchos los que esperamos una larga cola para entrarle a ver y disfrutamos temas como No Hay Verano, Veo Tan Dentro, Te Mientes a ti mismo o Gasolina y Mechero.
Paula Ayllón
Sum 41
Había mucha expectación entre los seguidores de la banda canadiense porque ya habían anunciado que esta será la última gira del grupo antes de bajarse de los escenarios definitivamente. Es por eso que entre sus fieles había una mezcla de nostalgia, celebración y añoranza de una época que ya no volverá, en la que siendo adolescentes de principios de siglo, bandas como esta conquistaron el corazón, la estética y una manera de vivir la música de miles de jóvenes que, a día de hoy, quizá ya no lo sean tanto.
Como era de esperar, el show que Deryck Whibley y los suyos ofrecieron cumplió con los cánones de un concierto de estas características. No faltaron los saltos, el fuego, el furor y la efervescencia y, sobre todo, un repertorio sin grandes sorpresas, con un setlist que hizo las delicias de sus fieles que, durante casi hora y media volvieron a sentirse invencibles arropados por las melodías punk de su banda favorita. El mensaje de sus canciones conserva la misma vigencia y el estallido de emociones que produce escuchar de nuevo In Too Deep, Fat Lip o Still Waiting (con las que cerraron su actuación), es difícilmente explicable si no has crecido con estas canciones. Para muchos, Sum 41 es la banda de sus vidas y seguramente nunca dejará de serlo.
Javier Decimavilla
Jessie Ware
Nos acercamos a ver a Jessie Ware llamados por las buenas críticas que siempre han tenido sus trabajos discográficos y nos encontramos un Stage 3 con poco público (su solape con Sum 41, aunque no comparten público, era de los que podían hacer daño). Aún así, la artista británica transformó el escenario en un club llamado The Pearl, como rezaba el neón que lucía tras ella, y conquistó a los allí presentes con una fiesta muy colorida y repleta de baile. Bien arropada por sus coristas, lució su potente voz y su saber estar en las tablas, con todas las hechuras de una diva pop de nuestro tiempo. El broche a un concierto lleno de frenesí fue una excelente versión del Believe de Cher, que terminó por desatar a los allí presentes.
Javier Decimavilla
Maneskin
Eran los cabezas de cartel de este día y, para quien no se sienta demasiado cercano a esta banda, quizás sorprendió que su nombre estuviera en ese lugar en el cartel de esta edición del Mad Cool. Pero pudimos comprobar que hay verdadera devoción por esta banda y un culto enorme a la figura de su líder Damiano David. Es carismático y enormemente atractivo, él lo sabe y lo explota con gran acierto, pero sería de necios pensar que la banda italiana son solo caras bonitas. Maneskin han conseguido revivir el rock y acercarlo al público juvenil, han logrado despojar de algo de caspa un evento como Eurovisión y, sobre todo, han logrado influir en un gran número de bandas jóvenes que ven en ellos esa nueva esperanza en la música de guitarras y estadios.
A pesar de que (como ya ocurrió el día anterior con Pearl Jam) el sonido del escenario principal tuvo algunos fallos bastante perceptibles, el concierto que ofrecieron fue todo lo que se espera de ellos, pero constatamos también que, salvo las primeras filas y las canciones más conocidas, el grueso del público que asistió lo hizo con cierto escepticismo, una prueba más de que quizá Maneskin aún no tengan el estatus que se le presupone a un cabeza de cartel, al menos en cuanto a capacidad de convocatoria. Aun así, es de justicia resaltar que la banda suena realmente compacta, con Thomas Raggi destapándose como un fantástico guitarrista y Damiano como un frontman realmente solvente y magnético.
Javier Decimavilla
