Cuarta jornada. Sábado 13 de julio
Nathaniel Rateliff & The Night Sweats
Por desgracia para los que le seguimos desde hace años, Nathaniel Rateliff no es un artista que se prodigue por nuestros escenarios, por eso su actuación en el Mad Cool se presentaba como una oportunidad única para disfrutar de un concierto suyo. Otra vez con el abrasador sol de Madrid sobre nuestras cabezas, otra vez un concierto de tarde y otra vez podemos acercarnos para disfrutar de un artista único a pocos metros de él. Reincidimos en ello, este es uno de los aspectos positivos que tienen estos macrofestivales, que se presentan ocasiones que no puedes rechazar porque se convierten en conciertos memorables. Este que nos ocupa se ha posicionado en nuestro top de favoritos de este año en el Mad Cool.
Es cierto que el set se nos hizo corto, pues no llegó a una hora (inlcuyendo una fabulosa versión del Dancing in the Dark de Springsteen), pero nos sirvió para quitarnos la espinita de poder ver por fin en directo al cantautor norteamericano con su excelente banda The Night Sweats. El concierto fue sencillamente maravilloso. Con su propuesta de Americana basada en soul, R&B, rock y folk, el sudor impregnó el repertorio elegido y sirvió a muchos para descubrir a uno de los songwriters estadounidenses más interesantes del momento. El tipo es carismático, poderoso a nivel escénico y magistral a nivel vocal, con una gran cantidad de matices y texturas que, gracias a una espectacular formación de excelentes instrumentistas (sección de vientos incluida), dotan a su música de un aroma a raíces y polvo, a carreteras y atardeceres. Saldamos una cuenta pendiente y probablemente nunca olvidemos de lo que vimos en ese escenario.
Javier Decimavilla
Arlo Parks
Algunos tuvimos ocasión de disfrutar del talento de Arlo Parks en la primera y única edición del PS en Madrid el año pasado y quedamos encantados. La cantautora y poeta del Reino Unido publicó en 2021 su primer álbum de estudio, Collapsed in Sunbeams que recibió muy buena crítica por parte de la prensa musical. Y es que no podía ser de otra forma, porque si ya su voz espectacular suena bien en el disco de estudio, en directo es absolutamente sobrecogedora.
A pesar de la solana que estaba cayendo en el escenario Region of Madrid a las 19 horas, muchos de los asistentes no se la quisieron perder. De hecho, muchas gracias a los voluntarios / trabajadores que echaban agua porque pegaba el sol intensamente. Parks nos ofreció un concierto íntimo junto a su banda, de esos momentos que podrían ser de nuestros favoritos al escucharla en una sala, destacando especialmente canciones como Blades o Devotion, pasando por Caroline o Dog Rose.
Paula Ayllón
Avril Lavigne
Era otro de los conciertos que mayor expectación habían generado de esta edición del Mad Cool, sobre todo por la cantidad de años que han pasado desde que la cantante canadiense pisó nuestro país por última vez y porque las (y los) adolescentes que disfrutaron de sus primeros discos ya han pasado a otra etapa de sus vidas. Por eso, la actuación de Avril Lavigne supuso una mezcla de nostalgia, de añoranza de un tiempo pasado en el que sus canciones supusieron tanto para la definición de la personalidad de miles de jóvenes a principios de los 2000, y de, por qué no decirlo, una manera de revivir aquellos tiempos en los que todas las canciones parece que hablan de nosotros. Cada uno tiene una banda o un artista que encaja en esto y Avril Lavigne es esa figura para miles de personas.
Puede que no esté en su mejor momento a nivel vocal, pero en este concierto no se trataba de encontrar un sonido cristalino ni una voz perfecta, se trataba de que sus fans se reencontrasen consigo mismos, con aquellas canciones que, de alguna manera, les salvaron la vida y que tanto escucharon en el MP3 entre clase y clase. Hablamos de canciones inmortales como Complicated, I’m With You (especialmente emotiva) o Sk8ter Boi. Muchas y muchos volvieron a sentirse como se sentían hace 20 años, volvieron a abrazarse con sus amigas y a llorar con esos temas. Este concierto, como decíamos, trataba de todo eso. Y cumplió su cometido.
Javier Decimavilla
The Gaslight Anthem
Otra propuesta de rock americano sudoroso y repleto de testosterona (en el buen sentido) era la de la banda liderada por Brian Fallon y su espectacular voz. El grupo es el claro ejemplo de rock sin fisuras, en el que cada pieza encaja a la perfección con el resto de componentes de la banda, llevando las canciones como si se tratara de unos caballos salvajes y desbocados. Es todo lo que se puede pedir a una formación de estas características, cuya música se contonea entre el punk-rock más efervescente y urgente y el rock americano de sello «springsteeniano». Canciones para corear con el puño en alto, para cerrar los ojos y dejarse llevar por ellas, rock casi de estadio en dosis bien medidas y contenidas.
Javier Decimavilla
Bring Me The Horizon
Tras media hora de espera debido a problemas técnicos ajenos a la banda, tal y como explicó su cantante Oli Sykes, la banda británica de metalcore, Bring Me The Horizon salió al escenario. Con un escenario alucinante a sus espaldas, ofrecieron un concierto de lo más espectacular donde, además de la música, pudimos disfrutar de un gran espectáculo escénico con llamaradas, confetis, pantallas con vídeos animados y el carisma al que nos tiene acostumbrados la banda.
Empezaron su concierto con DArkSide, uno de los primeros singles de su último disco POST HUMAN: Nex GEn. A este le siguieron Shadow Moses, en el que animaron al público hacer unos pogos (y lo consiguieron), Kool-Aid, Teardrops o su tema más conocido Can You Feel My Heart. En este último, Oli pidió arrodillándose que cantáramos más alto la parte “I’m scared to get close, and I hate being alone, I long for that feeling to not feel at…”, en lo que quizá fuera uno de los momentos más bonitos de toda su performance.
En sus conciertos, Sykes siempre baja al público con una cámara, y aquí no fue menos mientras cantaba Drown junto a sus fans. Recorrió todo el pasillo, se metió al baño y luego subió a la plataforma de Dyson donde siguió cantando desde ahí. Como final apoteósico, tocaron Throne que fue una auténtica locura para todos los que vivimos ese momento. Una pena el retraso en su concierto porque era uno de los grupos más esperados de último día del festival y solo esperamos que vuelvan cuanto antes a nuestro país para disfrutarlos de nuevo.
Paula Ayllón
The Killers
Cuando estábamos dirigiéndonos al escenario principal para ver a The Killers, nos movíamos por el recinto con una mezcla de excitación por ver a una de las bandas más atractivas del panorama y un comienzo de esa sensación de nostalgia qu va surgiendo cuando sabes que el festival que tanto has disfrutado durante cuatro días está cerca de acabar.
La banda liderada por Brandon Flowers es un valor seguro en los conciertos y festivales, ya que la increíble cantidad de ihts que han acumulado a lo largo de 20 años es prácticamente incontestable. Una vez más, eso sí, nos encontramos a unos The Killers que solo mantienen la mitad de su formación original, ya que solo Ronnie Vanucci acompaña en la batería a Brandon Flowers del cuarteto con el que iniciaron hace ya dos décadas tras las ausencias de Dave Keuning a la guitarra y Mark Stoermer al bajo.
El concierto, como suele ocurrir en los festivales, fue una celebración de su carrera basado en sus grandes éxitos, sobre todo, en canciones de sus dos primeros discos, Hot Fuss y Sam’s Town. La banda sonó a la perfección con un espectáculo perfectamente medido y disfrutable, liderado como siempre por un Brandon Flowers que parece no envejecer nunca y al que le sigue sobrando carisma y encanto. Si es que tan solo con enfocarle la cámara y sonreír a la misma ya tiene a todo el público embelesado. Sin embargo, debo decir que no es el mejor concierto de The Killers que he presenciado a lo largo de estos años. Hasta ahora, podría decir que todos los conciertos a los que ido de la banda se merecían un sobresaliente y en este, por alguna razón, no me atrevería a darles más de un notable o notable alto. Hubo un algo, posiblemente intangible que no sé definir, que le faltó para alcanzar la mayor nota posible.
En cuanto a los mejores momentos del concierto, ya todos habréis leído y visto vídeos del momento en el que suben a un fan entre el público, Daniel, a tocar la batería con ellos en For Reasons Unknown. Esta costumbre que tiene la banda me encanta, ya que hace que la conexión con sus fans sea aún mayor, pero me hace preguntarme si es tan espontáneo como quieren hacerlo parecer o tiene una cierta preparación previa, ya que me resulta un poco difícil pensar que se arriesguen a seleccionar a un fan cualquiera sin haber tenido algún tipo de contacto previo y arriesgarse a que no sepa seguirles en la canción. Sea como sea, de forma totalmente espontánea o ligeramente preparada, me sigue pareciendo una iniciativa brutal.
A lo largo del concierto bailamos con temazos como When You Were Young, Spaceman, coreamos el estribillo de Smile Like You Mean It, bailamos como si fuera 2004 de nuevo con Somebody Told Me, nos sorprendimos con una magnífica versión del A Little Respect de Erasure y nos emocionamos al final con All These Things That I’ve Done.
La traca final vino con uno de los últimos hits que han logrado en su carrera, The Man, acompañada del ritmo eufórico de Human y una esperadísima Mr. Brightside, que en este caso tocaron a una velocidad algo más lenta de lo habitual (digamos que esto tampoco me convenció del todo, hubiera preferido terminar por todo lo alto). Una vez más, estuvimos ante uno de las bandas más brillantes y celebradas del panorama a la que esperamos volver a tener muy pronto entre nosotros.
Jorge Híjar
The Kooks
Efectivamente, llegó el momento, ese concierto que pone el broche final a cuatro días de magia musical y que vives en un estado que es un tercio euforia, un tercio cansancio y un tercio nostalgia de saber que todo acaba hasta el año que viene. Los encargados de echar el cierre este año fueron los británicos The Kooks, otro de esos grupos que parece mentira pero llevan ya dos décadas haciendo música, pero que nunca han logrado superar ese disco de debut que allá por 2006 les llevó a lo más alto de las listas, Inside In / Inside Out.
Claramente, los mejores momentos, y más coreados por el público, llegaron con las canciones de este disco, al que pertenenían 9 de las 16 canciones que interpretaron: Eddie’s Gun, Jackie Big Tits, Matchbox, Naïve, Ooh La, Seaside, See the World, She Moves in Her Own Way y Sofa Song. Al menos, son conscientes de darles el público exactamente lo que quieren escuchar.
Como curiosidad, pareció la noche de los cantantes que han hecho un pacto con el diablo, ya que al igual que ocurre con Brandon Flowers, parece que el tiempo tampoco afecta a Luke Pritchard, ni físicamente ni en el estado de su voz. Un concierto correcto, redondo y asegurando que todo el mundo se fuese con una sonrisa en los labios. Ah, y no me olvido de felicitar a Pritchard por darse cuenta de una pelea que había en las primeras filas y parar el concierto hasta que echaron al agresor. Así se da ejemplo, sí señor.
Jorge Híjar
Nos despedimos un año más de Mad Cool, ya con la mente puesta en la edición 2025. ¡Hasta el año que viene!