Fotografías: Alejandro García-Cantarero (@alex.resfeber)
Blackpanda es el dúo madrileño formado por Marta Marlo (compositora, productora y cantante) y Andrés Lim (productor, compositor e ingeniero de sonido). En 2020 encuentran la manera de monetizar las ideas que surgían de estas dos mentes tan creativas y comienza su carrera como artistas. Durante estos años no han dejado de trabajar en la creación de su propio sonido, produciendo de manera independiente.
Después de su primer EP 22, en el que consiguieron perfilar su propuesta sonora y estética electrónica, publican ahora Vapor y cielo (Vanana Records, 2024), un larga duración de once canciones. La experiencia y visión artística de ambos ha conseguido plantear un proyecto en el que mezclan la música, la moda, la danza y el diseño gráfico para dibujar una unión entre los géneros más diversos.
Nos acercamos hasta las oficinas de Vanana Records para hablar con ellos del proceso de composición y su proyección futura.
Vapor y Cielo ya lleva una casi un mes de vida. ¿Qué tal está siendo la acogida?
Marta: La verdad que la acogida muy guay, la gente está teniendo muy buen feedback con el disco. El concierto que hicimos en Madrid fue increíble, es que no caben más cosas buenas.
Andrés: Teníamos una sensación previa un poco de abismo. Nos daba un poco de vértigo pensar qué iba a pasar, y siento que ya es de la gente y que está teniendo muy buena acogida. Eso es una sensación muy positiva. Estoy contento.
Blackpanda nace de dos mentes muy creativas. Marta, tú vienes de artes escénicas y Andrés de producir y hacer cosas en cine. ¿Cuál es el momento en el que os dais cuenta de que podéis juntaros y hacer sólido este proyecto?
Andrés: Pues fue una cosa bastante natural. Al principio hacíamos cosas de coña en casa y con el paso del tiempo se ha ido profesionalizando. De repente, en pandemia, que estábamos todos encerrados, dijimos: «Bueno, ¿qué hacemos?» Y cada uno con nuestras ideas respectivas llegamos a un sitio común. A partir de ahí, nos pusimos a hacer música.
Marta: Lo focalizamos mucho más. Había más tiempo para dedicarlo al proyecto porque antes hacíamos cosas, pero no había un proyecto sólido detrás. Le dimos el espacio y el tiempo para focalizarlo y, de alguna manera, desarrollar un camino. Ese fue el momento.
Muy poco tiempo después sacáis vuestro primer EP, 22. Realmente no hace tanto desde ese momento. ¿Cómo os sentís vosotros con este crecimiento? De alguna forma ha sido algo bastante rápido. Siento que si alguien os escuchara ahora podría pensar que hay muchos más discos detrás.
Andrés: Es algo que nos suele suceder porque normalmente, cuando decidimos seguir un camino o currar en algo, no es para probar y ver qué pasa, es para hacerlo bien. Ya venimos bien preparados para seguir ese camino o para dirigirnos hacia algún lado. De manera natural no había existido hasta el momento en el que lo decidimos. Nos gusta currar en serio; nos gusta sentir que, cuando nos involucramos en un proyecto, lo hacemos a fondo. Y bueno, te agradezco también que lo pienses así porque es así tal cual lo sentimos.
Marta: Sí, como que hemos dibujado ese camino y hemos delimitado muy bien hacia dónde no queríamos ir. En base a eso se han construido lugares interesantes que nos apetecía transitar en este disco, sobre todo a nivel de estética sonora o de la propia estética visual del disco. Entonces, yo sí siento que esto es un paso más.
“Cuando decidimos seguir un camino o currar en algo es para hacerlo bien”
¿Sentís que es fácil tener el control de decisión sobre a dónde no queréis ir? Hay muchas propuestas y no sé hasta qué punto podéis separaros de esa influencia que os rodea.
Marta: Como poder de decisión y capacidad, sí, cien por cien lo tenemos. Pero es verdad que en el proceso creativo siempre surgen dudas con respecto a dónde te apetece más investigar. Creo que en este caso, con el disco, sí lo teníamos muy claro porque ya veníamos de algo y hemos intentado trabajar otras cosas que, aunque respetasen nuestra esencia, aportan en otras cosas más de nosotros.
Es verdad que también haciendo esta cosa de navegar en distintos estilos, jugando con los géneros como herramientas más narrativas, al final te sirves de un género para contar la historia que quieres en cada momento. Es verdad que escuchamos muchos estilos de música y eso nos hace nutrirnos de tantas cosas… A veces con tanta influencia es difícil trazar una identidad muy clara.
Creo que ha sido orgánico y que hemos ido desechando cosas que, de repente, ahora no nos apetecía tocar. En ese sentido coincidimos bastante ambos. Hemos trabajado por las que sí que nos interesaban más ahora, cosas más de electrónica, pero una electrónica más cruda, no tan disco como de lo que veníamos antes.
¿Cómo soléis gestionar los momentos previos a sacar una canción o el propio disco? ¿Hay nervios, naturalidad…?
Andrés: Yo, por mi parte, no trabajo con expectativas porque normalmente lo que para mí es lo mejor, puede que para el público no tenga tanta relevancia y al revés. Muchas veces nos encontramos con que las canciones que quizás tienen menos esfuerzo son las que más éxito tienen, entonces bueno… quizás más que currando desde una expectativa, lo recibimos todo con los brazos abiertos esperando lo que llegue.
Ya hablábamos del trabajo y esfuerzo que hay de un EP a un LP, ¿cuánto más habéis sentido que teníais que aportar para Vapor y Cielo? ¿Habéis sentido algún tipo de traba o dificultad adicional en el proceso de composición o producción?
Andrés: No una traba porque ya habíamos hecho este proceso produciendo para otras personas, no bajo nuestro alias Blackpanda, pero sí que es verdad que hay que duplicar y triplicar esfuerzos con respecto a lo que sería nuestro anterior trabajo. 22 fue una cosa más relajada, con menos presión quizás.
Marta: Al final, cuando elaboras un EP, haces un concepto y algo comunitario y demás, tienes que respetar esa identidad o ese imaginario en todas las direcciones del proyecto. Ya no es solo en todas las canciones, sino en toda la parte audiovisual. Queremos que todas las fotografías cuadren y que toda la propuesta narrativa de lo que se cuenta, ya sea para el kit de prensa o para cualquier otra cosa, tenga esa unidad. Sí que requiere ese seguimiento y esa constancia también con nuestro equipo.
Por supuesto, conlleva más gestión y no ha sido un trabajo fácil para nosotros, porque al final abarcamos muchas cosas y muchas áreas del proyecto, y obviamente eso es una carga de trabajo bastante grande. Ahora, con un poco más de distancia, se respira bastante tranquilo.
Es cierto que le habéis dado mucha importancia a la parte visual, tanto en videoclips como en portadas y estética… ¿La idea de esa propuesta la teníais desde el principio o se va moldeando cuando el disco va tomando forma?
Marta: Pues fue una mezcla de las dos cosas. Inicialmente ya habíamos sembrado algo con Carlos. En la pre-producción estábamos muy abiertos a que visualmente viniera lo que tuviera que venir a raíz de la música que íbamos a hacer.
Andrés: Incluso con la propia música ha sido partir de folio en blanco. Teníamos la idea de dónde no queríamos estar, pero no teníamos idea de dónde sí queríamos ir exactamente. Entonces, nos hemos dejar llevar bastante en ese aspecto. Cuando entró la parte post-dirección creativa, se definió un hilo conductor, que es lo que nos hace empezar a poder empacar y a ver el proyecto como un conjunto unitario de sensaciones, historias e ideas, no simplemente como una playlist de canciones.
En ese proceso se filtran un montón de ideas que se acaban desechando, bien porque no estamos del todo contentos con el resultado o porque, aun estando contentos con el resultado, no forman parte del imaginario del disco. Así que bueno, esas cosas se quedarán en nuestro disco duro para ocasiones locas o cosas así.
Marta: Carlos Ojeda nos ayuda muchísimo en toda esa parte. Él es nuestro director creativo, y cuando le hacemos la primera muestra de los temas, él nos da una visión externa muy interesante con respecto a lo que queremos transmitir y cómo podemos hacerlo. Él percibe ese imaginario y nos plantea una línea de trabajo bastante interesante a la que nos hemos agarrado durante todo el proyecto.
“Más que currando desde una expectativa, lo recibimos todo con los brazos abiertos esperando lo que llegue”
Por curiosidad, porque veo que lo tenéis muy claro, ¿a dónde no queríais ir con el proyecto?
Andrés: Pues de donde ya veníamos. Veníamos de hacer cosas como más retro, más tocando palos estilo hip-wave o cosas así, y creíamos que la década de los ochenta estaba guay, pero que no era una cosa en la que quisiéramos seguir ahondando.
Marta: En el disco hay un pequeño guiño en una de las canciones, en la que acaba un poco otra vez en la zona retro, porque va dentro de nosotros, pero no era lo que queríamos apoyar este año.
Y me surge una pregunta que puede definir el concepto Blackpanda. El proyecto nace en pandemia, en un momento en el que todo estaba paralizado y en el que muchas de vuestras anteriores canciones se quedaron fuera por las circunstancias. ¿Os ha afectado eso de alguna manera en ser más pacientes con los procesos de producción o, por el contrario, ahora sois más ansiosos por sacar lo que tenéis sin querer esperar demasiado?
Marta: Es súper interesante esto que planteas porque ni siquiera lo habíamos llegado a pensar nunca. Partiendo de la base de que somos generaciones diferentes… Andrés es más paciente y yo soy más instantánea, en el sentido de que quiero las cosas ya… Pues creo que ese contrapunto lo hemos tenido siempre. Pero creo que a partir de la pandemia se ha quedado esa cosa de sacar, sacar y sacar, aunque también se ha quedado un momento para poder dedicar el tiempo de sacar lo que queremos y cómo queremos. A nivel de streams era una época muy buena para nosotros, pese a toda la situación que era muy triste, pero a nivel stream se consumía mucho. Luego al ser humano se le olvida, como que pierdes el foco por propia supervivencia. Yo soy más de que lo necesito ya y Andrés es más de darle más tiempo de maduración.
Vosotros trabajáis mucho sacando sencillos, tiene una parte positiva porque de esa manera es más fácil que la gente llegue a vosotros, pero ahora que tenéis un disco fuera, ¿de qué forma os gusta más trabajar?
Andrés: A mí me mola trabajar de las dos maneras, pero creo que depende del momento.
Marta: Cuando sacas muchos singles, te apetece trabajar algo más grande, y cuando trabajas en algo más grande, te apetece desarrollar cosas más pequeñas.
Andrés: Eso es. Cuando haces algo muy grande, lo que quieres probablemente en las últimas etapas es acabar y poder dedicarte a cositas un poco más pequeñas, para levantar ese peso de toda la carga que ha habido con el proceso grande. Cuando te tiras un tiempo haciendo cositas pequeñas, pues se te empieza a calentar el hocico y quieres empezar a hacer cosas un poco más grandes. Se busca la no monotonía.
Siento que cada vez es más difícil etiquetar y es menos necesario porque hay mucha variedad. Pero si tuvierais que quedaros en una playlist para que la gente os descubra, ¿cuál escogeríais?
Andrés: Sí la tenemos clara. Una de las extranjeras que siempre nos ha gustado mucho, que se llama Polen. Es una playlist que nos define bastante bien.
Marta: Sí, en esa playlist es como que la prioridad, de alguna manera, es la calidad musical o lo que aporta esa canción en un momento determinado.
Andrés: Está guay lo de los géneros en cuanto a que en las tiendas de discos tienes que colocarlos en estanterías, pero el humano no se basa realmente a la hora de escuchar géneros, a no ser que quieras algo muy concreto. Cuando escuchas música, lo que buscas realmente es un mood concreto, una sensación que quieres que te aporte esa canción.
Marta: A mí me gusta cuando me meto a una playlist y me saltan cosas menos conocidas. Me gusta que me recomienden cosas que no conozco porque, a veces, entre tanto volumen de cosas cuesta mucho. Da la sensación de que estás en el día de la marmota. Pero todo funciona a nivel empresarial y al final, lo que más tiempo se mantenga en la plataforma es con lo que se juega.
Como decíais antes, hay un trabajo muy grande detrás de todo el diseño visual del disco. Le habéis dado mucha importancia a los colores y ha quedado una paleta muy fría de azules, grises… ¿Cuál era la idea inicial del que partíais?
Marta: Pues Carlos nos dio como la pauta inicial. Este disco lo hemos compuesto entre las montañas de Tenerife y Cantabria, por lo que hemos estado inspirados esencialmente en un paisaje muy vasto, que también se ha transmitido a las letras de una forma en la que no estábamos acostumbrados a hacerlo en Madrid. Había mucho de proceso natural, del ciclo del agua… y hemos jugado con eso. Nos hemos agarrado a esa imagen, esa analogía visual y nos ha llevado a esos colores. En Al otro lado hay un pop más marcado en rojo, que es el único color que sale del disco más allá de los grises, porque era una canción que nos apetecía que estuviera. Pero todo lo demás juega con lo que nos ha rodeado y eso nos ha inspirado mucho.
¿Habéis sentido que el proceso de un LP de once canciones ha sido mucho más diferente que para un EP? ¿Buscabais que el disco tuviera un sentido en conjunto o algo más fluido sin tener que ser tan redondo?
Andrés: No sabíamos muy bien lo que íbamos a componer. Al suceder esto, lo que hemos hecho ha sido ir a componer con lo mínimo: un ordenador, la tarjeta de audio, el micro y la menor cantidad de plugins. Cuando produces todo con tan poco material, todo de manera inherente, tiende a tener unas características comunes. Solamente hemos tenido que ir fabricando canciones e ir componiendo cosas interesantes y, a partir de ahí, hacer filtro con las que más se salían de la línea que queríamos trabajar.
Precisamente por eso, nos estábamos limitando. No del todo, pero el trabajo se acota. Lo que hemos descartado ha sido porque queríamos hacer 11 canciones, porque estamos enfermos con ese número [risas].
Marta: Al final se ha cribado mucho porque nos daba un sentido ese ciclo de 11 canciones. Para nosotros tiene una línea, no sé si narrativa, pero hemos querido empezar en un sitio y acabar en otro. Queríamos llevarlo a nivel de sensaciones, colores…
“Cuando escuchas música, lo que buscas realmente es un mood concreto, una sensación que quieres que te aporte esa canción»
Trabajáis produciendo para otros artistas. ¿De alguna forma lo que hacéis fuera de Blackpanda os influye en vuestro proyecto?
Andrés: Siempre intentamos aprender de todo lo que hacemos. En cualquier circunstancia, cuando estás trabajando y enfrentando diferentes problemas, no te queda otra que aprender.
Marta: Yo creo que la música que hacemos con otra gente no está muy influenciada por nuestra propia identidad a nivel sonoro, sí hay un rastro nuestro porque componemos y producimos, pero ya.
Andrés: Hacemos más de medium para las ideas de otros, aunque en ese medium, la sensación final siempre va a ser un poco nuestra.
Marta: Nos ocurre mucho con productores que admiro muchísimo, que estoy un escuchando el tema del artista y solo escucho al productor, y creo que eso no es nunca lo más adecuado. Lo bonito es escuchar a ese artista y a las ideas que tiene él, no a la persona que hay detrás produciendo, porque entonces lo que pasa es que tendríamos a 30 artistas sonando como uno… y eso pasa mucho.
Andrés: Nos gusta sentarnos con el artista, hablar con él de lo que le gusta, de la sensación que quiere transmitir, qué quiere contar… y convertir todo ese proceso en canciones.
¿Y Blackpanda cómo compone y produce? ¿Primero hay letra, sonido, beat…?
Andrés: Suele ser un estímulo sonoro o una ronda de acordes tocada con el piano… también trabajamos con muchos samples que nos evoquen a cosas interesantes…
Marta: Me gusta jugar con los samples, siento que es algo de lo que he renegado durante mucho tiempo porque es como una manera de empezar partiendo de un estímulo ya existente, pero he aprendido que depende tanto de cómo los utilices… Puedes hacerlo como una capa más de composición y eso me resulta muy evocador. Partes de ahí, pero construyes todo tu universo alrededor. Me inspira mucho y me gusta deformar las canciones en capas y llegar a algo nuevo. No suele haber estructura pero sí base armónica.
¿Habéis colado algún sample que no hayamos percibido en Vapor y Cielo?
Andrés: Sí, hay uno que no me han pillado y que fue idea mía. Es un sample de la canción Saturday Night de Whigfield, y está en Jumping.
Marta: También metimos en Jumping la voz de nuestro amigo Carlos, el chico que ha hecho la dirección, diciendo «mi niña». No se oye nada y nadie lo va a notar, pero ahí está [risas].
No hay muchas fechas programadas para la presentación de Vapor y Cielo, ¿se van a ir añadiendo alguna más en este 2025?
Marta: Pues ahora mismo lo que hay es Barcelona y Valencia. Nos encantaría tocar mucho este año y las fechas que tengamos las vamos a exprimir al máximo. Siento que por ser artistas emergentes tenemos que luchar mucho más por aparecer en cualquier cartel de cualquier festival y es muy complicado. Yo espero que se cierren cositas para este año porque tenemos muchas ganas de tocar y pasarlo bien.
El concierto presentación en Madrid fue una locura.
Andrés: Buah, fue como estar en una nube. Fue una pasada, la gente disfrutó muchísimo, pero nosotros todavía más. Hay veces que es como que no te lo crees. Nos tomamos las cosas también con mucha crítica, y siempre intentamos mejorar y aprender de cada directo y de cada situación cuando bajamos del escenario. Pero hemos recibido feedback muy, muy positivo y eso es muy guay.
Marta: Sí, total. Aunque somos muy críticos, también sabemos disfrutar de lo que estamos viviendo, y fue el mejor concierto. No sé si técnicamente, pero a nivel de energía con el público, totalmente sí.
Andrés: Cuando has sacado un disco hace una semana y la gente ya se lo sabe y canta y baila con tanta energía… eso nos llena muchísimo.
Blackpanda es carne de festival. Si pudierais elegir un festival para estar este verano, ¿cuál sería?
Andrés: ¡Todos!
Marta: Sí, cualquiera. Nos encantaría formar parte de ese tipo de programación porque siento que se haría un directo muy divertido y lo disfrutaríamos mucho.